• Este es mi cuerpo

    212 páginas | Tapa blanda | Formato: 14 x 21.5 cm.
    Año de publicación: 2018 (reimpresión 2024)

     

    Escritos durante su adolescencia, entre los doce y los diecinueve años, estos poemas representan la temprana exaltación de un poeta que construyó una obra peculiar y precoz. Desde su aparición en 1996, este ha sido un libro de culto; y Lizardo Cruzado, el inventor del «realismo chistoso», una rara avis.
     

    Marginal y alejado de los circuitos literarios, el poeta trujillano trasparenta con ironía la contenida tormenta de su juventud, ridiculizando sus altibajos sentimentales y las pequeñas miserias cotidianas en este, su único libro. Pícaro, grotesco por momentos y siempre delirante, “Este es mi cuerpo” nos recuerda con su humor y cínica mirada la tragicomedia vital de nuestros primeros años.

  • Sur, boletín informativo agrario (1978-1989). Organización y lucha campesina en el sur andino

    309 páginas | Tapa blanda | Formato: 17 x 24 cm.
    Año de publicación: 2024

     

    A casi tres décadas de su desaparición, la revista Sur sigue siendo recordada como un referente de reflexión, lucha y propuesta. A lo largo de su existencia fue un espacio que visibilizó, denunció y promovió el debate en torno a las diversas formas de discriminación contra los pueblos indígenas. Sus luchas, a menudo incómodas para el sistema y los gobiernos de turno, fueron abordadas desde una perspectiva crítica, incidiendo en problemáticas sociales, políticas y culturales. Este libro recopila artículos y testimonios que, por su trascendencia, brindan una mirada retrospectiva que busca conectar el pensamiento y las luchas de aquellos años con los desafíos contemporáneos.

  • Teatro peruano en el tiempo del miedo. Estética, historia y violencia (1980-2000)

    264 páginas | Tapa blanda | Formato: 14.5 x 20 cm.

     

    Entre los años 1980 y 2000 el Perú vivió una época de violencia sin precedentes, nacida del enfrentamiento de dos visiones extremistas sobre cómo solucionar los históricos problemas nacionales. Una se tomó el derecho de atacar el naciente orden democrático para instaurar un comunismo mesiánico, de métodos terroristas, ineficiente hasta en sus estrategias militares. La otra, aprovechando la urgencia de respuestas, se ocupó de desaparecer toda forma de oposición ideológica al liberalismo/capitalismo reinante, y se llevó de encuentro poblaciones vulnerables, históricamente postergadas. El resultado fue un tiempo de miedo, —manchay tiempo era llamado en la zona andina— un trauma social todavía perceptible en varias generaciones de peruanos.
     
    Ante este desplome del tejido social, los artistas del teatro se vieron forzados a dialogar con esta realidad angustiante. Sin embargo, muchos de los discursos escénicos sobre y en medio del conflicto armado, no han sido revisados con detenimiento, en una perspectiva de largo plazo, ni se ha establecido su posible influencia en el quehacer cultural posterior. Todavía algunas preguntas parecen pertinentes de formular: ¿Qué dijo el teatro peruano sobre la violencia?, ¿lo dijo bien?, ¿contribuyó a contar una verdad?

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