• Doce pasos hacia mí

    80 páginas | Tapa blanda | Formato: 12 x 16 cm.
    Año de publicación: 2022

     

    “Sofía, no te vayas a convertir en alcohólica”, le dice su padre cuando ella está por dejar Argentina para mudarse a Barcelona. Esa frase se convertirá en una profecía personal. Sofía se instala en España para trabajar en una librería y se incorpora al circuito nocturno de una ciudad que no duerme: fiestas, amigos, un novio cómplice; noches regadas de cerveza, como un espiral que consume litros de alcohol y amenaza con tragársela a ella. En la tradición de los libros híbridos, mezcla ensayo con narración y se apoya en la lectura de escritores y escritoras que caminaron lo que María Moreno llama “la pasarela del alcohol”. Con una prosa cercana, este libro es una ventana a una experiencia personal y abre la pregunta de cómo nacen y cómo se tramitan ciertos fantasmas que nos acompañan toda la vida.

  • Kazimir

    132 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 13.5 x 21 cm.

     

    El cuestionamiento desordena aves de explotación en la basura de los fractales. Moisés Jimenez extrae vidrio molido de la panza del tiempo. Fig 4: Poema negro sobre fondo gris. Kazimir quebrado, espera. Se larga, esperando.

    Kazimir

    S/ 35.00
  • Teatro peruano en el tiempo del miedo. Estética, historia y violencia (1980-2000)

    264 páginas | Tapa blanda | Formato: 14.5 x 20 cm.

     

    Entre los años 1980 y 2000 el Perú vivió una época de violencia sin precedentes, nacida del enfrentamiento de dos visiones extremistas sobre cómo solucionar los históricos problemas nacionales. Una se tomó el derecho de atacar el naciente orden democrático para instaurar un comunismo mesiánico, de métodos terroristas, ineficiente hasta en sus estrategias militares. La otra, aprovechando la urgencia de respuestas, se ocupó de desaparecer toda forma de oposición ideológica al liberalismo/capitalismo reinante, y se llevó de encuentro poblaciones vulnerables, históricamente postergadas. El resultado fue un tiempo de miedo, —manchay tiempo era llamado en la zona andina— un trauma social todavía perceptible en varias generaciones de peruanos.
     
    Ante este desplome del tejido social, los artistas del teatro se vieron forzados a dialogar con esta realidad angustiante. Sin embargo, muchos de los discursos escénicos sobre y en medio del conflicto armado, no han sido revisados con detenimiento, en una perspectiva de largo plazo, ni se ha establecido su posible influencia en el quehacer cultural posterior. Todavía algunas preguntas parecen pertinentes de formular: ¿Qué dijo el teatro peruano sobre la violencia?, ¿lo dijo bien?, ¿contribuyó a contar una verdad?

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