• El enemigo del escritor y otros cuentos

    Autor/a:Ah Yi

    110 páginas | Tapa blanda | Formato: 14 x 21 cm.
    Año de publicación: 2023

     

    Esta selección reúne cinco de los cuentos más representativos de la literatura de Ah Yi, reconocido como uno de los mejores escritores chinos en la actualidad.
     
    En esta antología, Ah Yi se vale de extraordinarias técnicas narrativas para reflejar la realidad China contemporánea en sus más sórdidas profundidades: el crimen, la vergüenza, el tedio de una existencia monótona. Sin duda, la escritura de Ah Yi lleva la marca de sus primeros años de formación, y ella es también un recurso para dar cuenta del malestar o la incomodidad respecto de las manifestaciones y el despliegue del proceso de globalización, y su impacto en la vida cotidiana. Este puñado de relatos entreteje el sacrificio hacia la modernidad que experimenta la sociedad China, donde conviven pasado y presente en un diálogo a complejo y anhelante. Ah Yi, ha publicado cinco antologías de cuentos cortos y tres novelas. Sus obras han sido traducidas al inglés, francés, italiano, turco y otros idiomas. En castellano publicó “Una pizca de maldad” y “Despiértame a las 9:00”

  • Los niños muertos

    192 páginas | Tapa blanda | Formato: 13.5 x 20.5 cm.
    Año de publicación: 2024

     

    La exigencia política e histórica de Parra camina en paralelo a su exigencia literaria. La cita con la que se abre el libro está sacada de las “Memorias del subsuelo” de Dostoievski: “Somos criaturas muertas al nacer y hace tiempo que nacemos de padres no vivos”. La historia, los estratos de tierra, los fantasmas, los muertos en vida, los de abajo… Ninguna corrupción es mágica. La pobreza engendra debilidad y una forma de violencia que no se encamina en una dirección transformadora. En Los niños muertos Parra es un escritor sensible, certero y valiente.

  • Teatro peruano en el tiempo del miedo. Estética, historia y violencia (1980-2000)

    264 páginas | Tapa blanda | Formato: 14.5 x 20 cm.

     

    Entre los años 1980 y 2000 el Perú vivió una época de violencia sin precedentes, nacida del enfrentamiento de dos visiones extremistas sobre cómo solucionar los históricos problemas nacionales. Una se tomó el derecho de atacar el naciente orden democrático para instaurar un comunismo mesiánico, de métodos terroristas, ineficiente hasta en sus estrategias militares. La otra, aprovechando la urgencia de respuestas, se ocupó de desaparecer toda forma de oposición ideológica al liberalismo/capitalismo reinante, y se llevó de encuentro poblaciones vulnerables, históricamente postergadas. El resultado fue un tiempo de miedo, —manchay tiempo era llamado en la zona andina— un trauma social todavía perceptible en varias generaciones de peruanos.
     
    Ante este desplome del tejido social, los artistas del teatro se vieron forzados a dialogar con esta realidad angustiante. Sin embargo, muchos de los discursos escénicos sobre y en medio del conflicto armado, no han sido revisados con detenimiento, en una perspectiva de largo plazo, ni se ha establecido su posible influencia en el quehacer cultural posterior. Todavía algunas preguntas parecen pertinentes de formular: ¿Qué dijo el teatro peruano sobre la violencia?, ¿lo dijo bien?, ¿contribuyó a contar una verdad?

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