• Los niños muertos

    192 páginas | Tapa blanda | Formato: 13.5 x 20.5 cm.
    Año de publicación: 2024

     

    La exigencia política e histórica de Parra camina en paralelo a su exigencia literaria. La cita con la que se abre el libro está sacada de las “Memorias del subsuelo” de Dostoievski: “Somos criaturas muertas al nacer y hace tiempo que nacemos de padres no vivos”. La historia, los estratos de tierra, los fantasmas, los muertos en vida, los de abajo… Ninguna corrupción es mágica. La pobreza engendra debilidad y una forma de violencia que no se encamina en una dirección transformadora. En Los niños muertos Parra es un escritor sensible, certero y valiente.

  • Medianera

    98 páginas | Tapa blanda | Formato: 14 x 20 cm.
    Año de publicación: 2023

     

    Fany acoge un preso dentro de una celda en el patio de su casa, donde debe mantenerlo vivo para que cumpla su condena. A cambio, obtiene ayuda económica para llegar a fin de mes y crédito telefónico. Es un gran trato, tanto para ella como para cualquier vecino que comparta la antena de la empresa Phonemark.
     

    Que Fany se enamore de su preso es algo que no estaba contemplado. Tampoco que Magda y su marido organicen peleas entre presos y animales, recolectando las apuestas. El doctor Braille experimenta con los cuerpos de presos muertos y la señora Hilda consigue el odio de sus vecinos por hacerse amiga de su preso, quien resultó ser un despiadado criminal.
     

    Dentro de esta atmósfera sórdida, escritos con rapidez e ironía, los cuentos del autor argentino Leandro Ávalos Blacha atrapan con sus giros inesperados: donde todo parece estar ya establecido y el orden de las cosas fue aceptado, algo está a punto de estallar.

  • Sonido y acontecimiento

    204 páginas | Tapa blanda | Formato: 15 x 22 cm.
    Año de publicación: 2016

     

    Un pensamiento clásico del sonido no podrá ser el mismo cuando nuestro mundo actual está absolutamente atravesado y ocupado, de manera inédita, por sonidos. De esta manera, el presente libro pretende realizar un ejercicio filosófico a partir de la inquietud que nace de la experiencia de esta actual vida sonora. Este ejercicio liga los sonidos a un pensamiento del acontecimiento totalmente independiente de cualquier algo. Toma como ejemplo permanente las propuestas de John Cage, quien quiso siempre prestar oído u oreja a la actividad sonora, sabiendo que en ningún caso escuchar consistía en apropiarse de los sonidos o apropiarse con los sonidos. No hay, en rigor, propiedad, apropiación, desapropiación de los sonidos: pura libertad del acontecer, pura libertad de la experiencia de la escucha. Al menos, ese es el horizonte, el silencio.

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