• El Enigma, seres oscuros

    110 páginas | Tapa blanda | Formato: 14 x 20 cm.
    Año de publicación: 2024

     

    Novela juvenil que toma como protagonista a seres fantásticos como licántropos, brujas, hechiceros rojos, hadas y como protagonista al angelmoniun. Este entrega nos muestra la fragilidad de las emociones así como la necesidad de establecer vínculos.

  • La coca sabe. Coca e identidad cultural en una comunidad andina

    358 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 17 x 24 cm.
    Año de publicación: 2024

     

    Ante los actuales intentos por erradicar el cultivo de la hoja de coca, vale la pena pensar en la diferencia entre el consumo ritual y cotidiano de ésta en los Andes y la demanda urbana para el narcotráfico: son necesarios 300 gramos de hoja de coca para destilar un gramo de cocaína. En su obra sobre los rituales, tanto privados como comunales insertos en la vida rural andina, Catherine J. Allen documenta de forma conmovedora el significado de la masticación de la hoja; considerándola una sustancia sagrada, cuyo consumo crea comunión entre los seres humanos, y también entre seres humanos y sus deidades. La coca es el sacramento andino por excelencia: la llaman hostia en analogía explícita con el referente católico. Rara vez se escucha la voz andina; a veces en la música. Aquí aparece disfrazada como investigación antropológica; pero sobre todo, es una fuente extraordinaria.

  • Sonido y acontecimiento

    204 páginas | Tapa blanda | Formato: 15 x 22 cm.
    Año de publicación: 2016

     

    Un pensamiento clásico del sonido no podrá ser el mismo cuando nuestro mundo actual está absolutamente atravesado y ocupado, de manera inédita, por sonidos. De esta manera, el presente libro pretende realizar un ejercicio filosófico a partir de la inquietud que nace de la experiencia de esta actual vida sonora. Este ejercicio liga los sonidos a un pensamiento del acontecimiento totalmente independiente de cualquier algo. Toma como ejemplo permanente las propuestas de John Cage, quien quiso siempre prestar oído u oreja a la actividad sonora, sabiendo que en ningún caso escuchar consistía en apropiarse de los sonidos o apropiarse con los sonidos. No hay, en rigor, propiedad, apropiación, desapropiación de los sonidos: pura libertad del acontecer, pura libertad de la experiencia de la escucha. Al menos, ese es el horizonte, el silencio.

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