• 1945: Jorge Eduardo Eielson, vida y canción en Lima

    219 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 14 x 20.5 cm.
    Año de publicación: 2015

     

    En 1945, Jorge Eduardo Eielson se apoderó de la literatura peruana: publicó el fulguroso Reinos, con el que obtuvo el Premio Nacional de Poesía, y se convirtió en un beligerante articulista del diario La Prensa, de Lima. Con apenas una veintena de años encima, y a medio lustro de haber salido del colegio, se había convertido en una figura relevante del circuito literario local. En 1945: Jorge Eduardo Eielson, vida y canción en Lima, Paulo César Peña narra y analiza algunos de los principales episodios de este periplo seguido por el joven Eielson, no solo para descubrir los mecanismos que hicieron posible su rápido ascenso, sino también para hurgar en la tormentosa relación que el poeta mantuvo con su ciudad de origen mientras vivió en ella, antes de irse a Europa —específicamente a París— en 1948. Escapando del registro meramente académico y reuniendo crónica, ensayo y poesía, este libro se trata de un mapa, no de la Lima de Eielson, sino del Eielson que vivió en Lima. Un mapa en el que extraviarse también es un modo de llegar a él.

  • El despertar del silencio

    84 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 13.5 x 21 cm.

     

    Poemario del artista plástico puneño que, dividido en tres partes, cuenta las tradiciones del pueblo y las injusticias que sufren quienes menos tienen.

  • Un hombre feliz y otros cuentos

    192 páginas | Tapa blanda | Formato: 14 x 21 cm.
    Traductor: Alejandro Ariel González
    Año de publicación: 2022

     

    Esta antología recoge treinta y tres cuentos del maestro universal del cuento. Con la distinción característica que lo define: sobriedad, economía de recursos, lenguaje sencillo y atención al detalle, Antón Chéjov es reconocido por su capacidad de inspirar e inspirarse con el primer argumento que apareciera ante sus ojos, examinarlo desde un ángulo cómico o triste y bosquejar un relato que, a veces solo se materializa en un simple episodio, pequeña escena, una sátira, o más a menudo una broma.
     
    En estas narraciones la risa de Chéjov es, con frecuencia, la manifestación de un temperamento jovial, alegre, puesto que por sí misma es un indicador de ánimo sano y vivaz. Sin embargo, ya en ellas el humor es empleado para revelar los contrastes de la vida o las consecuencias del ambiente social.
     
    Paradójicamente, o no tanto, el humor de Chéjov redime quizás más que los grandes alegatos religiosos y humanistas de su tiempo. La escala humana de sus personajes con sus vicios, manías y defectos, sirve en buena medida para producir el efecto de comicidad, ya que el lector se reconoce en esos enredos y malentendidos cotidianos, en los cuales la fuerza de lo omitido es mayor que la de lo expresado.

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