• La Comuna de París

    428 páginas | Tapa blanda | Formato: 17 x 24 cm.
    Traductores: Daniel Iribar y Ricardo Marín
    Año de publicación: 2021

     

    Este valioso texto desgrana las razones y acontecimientos que llevaron desde la agrupación de los trabajadores y trabajadoras, la lucha desesperada por la supervivencia y la resistencia contra el ultraje de la burguesía francesa y las fuerzas alemanas, hasta el violento derrumbamiento de la Comuna en 1871. Los breves dos meses y fracción que la Comuna resistió heroicamente son narrados por Lissagaray con detalle y crudeza: los más de treinta mil fusilamientos públicos de communards, las torturas y confinamientos de obreros y simpatizantes… Un testimonio fundamental, un clásico para la izquierda, un relato conmovedor sobre el primer levantamiento obrero en una gran ciudad europea, al que Karl Marx llegó a definir como «el mayor acontecimiento del siglo XIX».

  • Río Mapacho. Desafíos, propuestas frente al cambio climático

    87 páginas | Tapa blanda | Formato: 17 x 24 cm.
    Año de publicación: 2020

     

    El cambio climático demuestra cada día más sus consecuencias en todo el mundo: para el ser humano, la biodiversidad y lo ecosistemas. En la parte alta de la cuenca del Vilcanota-Urubamba, la población no se rinde y lucha con creatividad y rigor contra los efectos negativos, garantizando su sobrevivencia en un entorno de ecosistemas preciosos y condiciones peculiares de bienestar. Un ejemplo a nivel local de adaptación y mitigación al cambio climático.

  • Thomas Wainewright, envenenador y otros textos fulminantes

    Autor/a:Oscar Wilde

    116 páginas | Tapa blanda | Formato: 10 x 20 cm.
    Año de publicación: 2014

     

    Aunque varios de los textos que componen este librito de apariencia breve no habían sido antes traducidos al castellano, no es ésa la principal gracia que el lector encontrará en ellos. Al decir del traductor y encargado de la selección, Juan Manuel Vial, estos escritos nos muestran a un Oscar Wilde desconocido, que no figura, ni siquiera como espectro, en sus grandes obras literarias. Preocupado de asuntos espectaculares, como la existencia de aquel admirable envenenador llamado Thomas Wainewright, y de otros más cotidianos, como la decoración del hogar, la filosofía del vestir, las peculiaridades de los habitantes de Estados Unidos y las vicisitudes de las modelos y los modelos en Londres, Wilde se revela aquí como un férreo defensor del buen gusto, sin privarse, claro que no, de lanzar dardos emponzoñados en contra de los falsarios, los académicos y todos quienes, siguiendo una u otra moda, acabaron construyendo horrores, ya fuera en el arte o en la vida misma.

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