• Canción llévame lejos

    128 páginas | Tapa blanda | Formato: 12 x 16 cm.
    Año de publicación: 2025

     

    La práctica del compilado o el mixtape fue furor hasta finales del siglo xx, cuando el mp3 terminó de desmaterializar a la música. Se trataba de elegir un puñado de canciones y darles un orden en un cassette o un CD para luego regalarlo a un amigo, a una pareja, a una conquista. El montaje de esa ofrenda musical era una tarea que habia que ejecutar con amor y responsabilidad. En Canción llévame lejos, Mauro Libertella tomó la estructura del compilado de canciones y lo convirtió en un libro. Son doce capítulos distribuidos en dos la-dos; de los Rolling Stones a Charly García, de Oasis a la Velvet Underground, pasando por Nick Cave y Franco Battiato.. ¿Ensayos sobre rock y pop? ¿Relatos autobiográficos? ¿Vindicaciones musicales? En todo caso, este libro es un testimonio sobre cómo algunas canciones nos acompañan de manera misteriosa. Se enredan con la vida hasta volverse inseparables y son el soundtrack del paso del tiempo.

  • Desobediencia civil

    Traducción: Summer Gonzales
    70 páginas | Tapa blanda | Formato: 13 x 17 cm.

     

    Hace aproximadamente 171 años Henry David Thoreau fue detenido y encarcelado por no pagar el monto acumulado por seis años de un absurdo impuesto. Objetó el poder omnívoro del Estado frente a su condición, no consultada, de ciudadano. Aquello fue la firme posición de un hombre libre que cuestionaba la autoridad establecida y los mecanismos represivos de la civilización. Thoreau demostró que las captaciones de esos fondos compulsivos eran derivados a la guerra de Estados Unidos contra México. Por ello, al salir de la cárcel, dictó una célebre conferencia que posteriormente se divulgó como «Desobediencia civil», texto de exaltada defensa de la libertad individual frente a las injerencias del Estado.

  • Teatro peruano en el tiempo del miedo. Estética, historia y violencia (1980-2000)

    264 páginas | Tapa blanda | Formato: 14.5 x 20 cm.

     

    Entre los años 1980 y 2000 el Perú vivió una época de violencia sin precedentes, nacida del enfrentamiento de dos visiones extremistas sobre cómo solucionar los históricos problemas nacionales. Una se tomó el derecho de atacar el naciente orden democrático para instaurar un comunismo mesiánico, de métodos terroristas, ineficiente hasta en sus estrategias militares. La otra, aprovechando la urgencia de respuestas, se ocupó de desaparecer toda forma de oposición ideológica al liberalismo/capitalismo reinante, y se llevó de encuentro poblaciones vulnerables, históricamente postergadas. El resultado fue un tiempo de miedo, —manchay tiempo era llamado en la zona andina— un trauma social todavía perceptible en varias generaciones de peruanos.
     
    Ante este desplome del tejido social, los artistas del teatro se vieron forzados a dialogar con esta realidad angustiante. Sin embargo, muchos de los discursos escénicos sobre y en medio del conflicto armado, no han sido revisados con detenimiento, en una perspectiva de largo plazo, ni se ha establecido su posible influencia en el quehacer cultural posterior. Todavía algunas preguntas parecen pertinentes de formular: ¿Qué dijo el teatro peruano sobre la violencia?, ¿lo dijo bien?, ¿contribuyó a contar una verdad?

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