• Mi culo es mío. Mujeres que bailan como se les canta

    160 páginas | Tapa blanda | Formato: 15 x 23 cm.
    Año de publicación: 2024

     

    Si históricamente en los bailes populares censurados las protagonistas eran las caderas, más recientemente el foco de interés se fue desplazando al movimiento y sacudimiento glúteo. Y el trasero, la cola, el culo –las partes bajas del cuerpo en el léxico bajtiniano de lo popular– se fue imponiendo como un signo cultural y político en disputa, atravesado por miradas, debates y experiencias. Modos de bailar de alta densidad erótica como el perreo y el twerking y músicas como la cumbia, el reggaetón, el trap o el electro pop son vistas por muchos como sexistas y degradantes para las mujeres. Sin embargo, en estos años también ganaron visibilidad y aceptación otras miradas impulsadas por artistas que reivindican estas prácticas como formas de reapropiación del goce y la autonomía de los cuerpos. El baile fue tomado por los discursos feministas como un recurso para reivindicar la soberanía sexual, generando un acercamiento novedoso entre las reivindicaciones políticas de género y la exhibición erótica de las mujeres en el ámbito musical.
     

    Este libro propone un recorrido por las músicas panlatinas de origen popular y ascenso masivo y su sincronización con el movimiento Ni Una Menos y las luchas por los derechos de género, desde una perspectiva de crítica cultural feminista. “Mi culo es mío” parafrasea la consigna de los años sesenta Mi cuerpo es mío, que en la lucha contra la violencia machistay por el derecho al aborto legal cobró vigencia nuevamente, resituando discusiones y posiciones del feminismo respecto a la libertad sexual pública expresada en y con la música.

  • Poemas y antipoemas

    108 páginas | Tapa blanda | Formato: 18 x 26 cm.
    Año de publicación: 2014 (reimpresión: 2024)

     

    “Los demás poetas nacían mayores de edad, del vientre materno ya salían mayores de edad, lo sabían todo, eran marxistas, leninistas, estalinistas, hochiministas, castristas, pinochetistas. En cambio este personaje antipoeta es un alma en pena, anda buscando alguna manera plausible de hablar. Además, simultáneamente yo estuve durante cuatro años con la voz perdida, no podía hablar. Podía decir palabras aisladas; árbol, árabe, sombra, tinta china. Pero juntar las cosas no podía. Por ejemplo: podía yo decir ‘qué’, ‘hora’, ‘es’, pero ‘¿qué hora es?’ no me podía salir. No podía hablar, no era una simple especulación. Y a medida que Poemas y antipoemas fue siendo aceptado por la crítica y por los lectores empecé a recuperar la capacidad de hablar; porque claro, cuando los lectores aceptaron el libro yo dije se puede hablar de esta manera, tengo derecho a hablar entonces. Parece que todo ha consistido en la búsqueda no de un lenguaje poético, sino de una manera de hablar, para conversar y para comunicarse con los interlocutores”.

    Nicanor Parra

  • Ya viene la fuerza. Los Prisioneros 1980-1986

    396 páginas | Tapa blanda | Formato: 15 x 22 cm.
    Año de publicación: 2024

     

    En agosto de 1982, un grupo de alumnos de Cuarto Medio del Liceo 6 de San Miguel debutó en los escenarios con un puñado de canciones propias y sorprendió a todos los presentes. Incluso antes que Jorge, Claudio y Miguel dieran vida a Los Prisioneros, se las arreglaron para llamar la atención de su entorno y, tras esa primera presentación, no hubo vuelta atrás. Ya viene la fuerza es la investigación más exhaustiva sobre los inicios del trío. Basada en más de ciento sesenta entrevistas a testigos directos de su evolución, grabaciones inéditas y documentos desconocidos, esta obra ofrece nueva información e imágenes nunca antes vistas de la trayectoria del grupo. Y son los mismos Prisioneros quienes completan la historia con su testimonio, recogido en extenso en las páginas de este libro.
     

    Como toda formación que marca época, González, Narea y Tapia necesitaron un álbum para masificar su música y discurso en el Chile de Pinochet. Este fue La voz de los 80. Rastrear en los antecedentes, detalles de producción y efectos del disco, como también de su sucesor, Pateando piedras —vale decir, entre los años 1980-1986—, nos permite un acercamiento pormenorizado a uno de los fenómenos musicales de mayor relevancia ocurridos en Latinoamérica.
     

    Esta crónica ingresa en los hogares de infancia del conjunto, en las habitaciones donde crearon sus primeras canciones —bajo el nombre Pseudopillos en el principio y como Los Vinchukas después—, en la sala del liceo en que presentaron una ópera rock, en los escenarios mal amplificados en que impactaron con su actitud pese a las limitaciones, en sus laboriosas jornadas de grabación y en los conciertos que dieron de norte a sur donde dejaron una huella imborrable en quienes estuvieron ahí. A cuarenta años del lanzamiento de La voz de los 80, este relato es esencial para comprender el origen de Los Prisioneros como también lo que vendría después.

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