• Óscar Hahn. Poesía completa

    Autor/a:Óscar Hahn

    424 páginas | Tapa dura | Formato: 16 x 24 cm.
    Año de publicación: 2012

     

    En esta poesía palidecen los sistemas de prohibiciones. Tantas formas de poetizar aseguran una libertad que asombra e impresiona: capacidad incantantoria, evocadora, de una sonoridad que hace juntarse mundos y tiempos diferentes, para efectos también inicialmente inconcebibles; capacidad de generar imágenes perturbadoras, de fuerza extrema, y que provienen desde los íconos culturales hasta las más populares de las manifestaciones; capacidad de generar pensamiento a partir de estos recursos suyos, que son los del lenguaje. Estas potencias le aseguran al lector de este libro una experiencia poética excepcional.

  • Pelo revuelto

    Autor/a:Akiko Yosano

    Traducción: Rubén Silva
    204 páginas | Tapa blanda | Formato: 14 x 20 cm.

     

    En 1901 una muchacha enamorada publica Pelo revuelto. Los versos de este, su primer libro, transforman el tanka —una milenaria forma poética japonesa— para que hablen no solo del amor sino también de la sexualidad, la glorificación del cuerpo y la libertad femenina. Esta selección, la más amplia en castellano, ofrece en verso y en versión bilingüe 144 poemas de los 399 de la edición original.

    Pelo revuelto

    Autor/a:Akiko Yosano
    S/ 49.00
  • Thomas Wainewright, envenenador y otros textos fulminantes

    Autor/a:Oscar Wilde

    116 páginas | Tapa blanda | Formato: 10 x 20 cm.
    Año de publicación: 2014

     

    Aunque varios de los textos que componen este librito de apariencia breve no habían sido antes traducidos al castellano, no es ésa la principal gracia que el lector encontrará en ellos. Al decir del traductor y encargado de la selección, Juan Manuel Vial, estos escritos nos muestran a un Oscar Wilde desconocido, que no figura, ni siquiera como espectro, en sus grandes obras literarias. Preocupado de asuntos espectaculares, como la existencia de aquel admirable envenenador llamado Thomas Wainewright, y de otros más cotidianos, como la decoración del hogar, la filosofía del vestir, las peculiaridades de los habitantes de Estados Unidos y las vicisitudes de las modelos y los modelos en Londres, Wilde se revela aquí como un férreo defensor del buen gusto, sin privarse, claro que no, de lanzar dardos emponzoñados en contra de los falsarios, los académicos y todos quienes, siguiendo una u otra moda, acabaron construyendo horrores, ya fuera en el arte o en la vida misma.

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