Fundada en Arequipa hace más de quince años, Aletheya revela lo mejor de cada historia para quien desee descubrir nuevos mundos: novela, cuento, infantil y poesía. Su catálogo está conformado por varios autores y autoras, entre los que destacan Fiorella Rusca, Orlando Mazeyra, Leonor Espinoza de Menéndez y Yero Chuquicaña (Premio Nacional de Literatura 2017 en la categoría de Literatura infantil y juvenil).

  • Interior VI – Técnica mixta

    42 páginas | Formato LP / engrapado | Medidas: 18 x 18 cm.

     

    Compuesto por tres partes que juegan con diferentes estilos o técnicas de escritura. Una serie de nueve fragmentos sin ningún uso de puntuación que abre el libro con “Fragmentos desde un país al viento”. Seguida por nueve poemas en espejo reflejados unos a otros con ayuda de los : en verso bajo el nombre de “Panteras violetas del espejo”. Finalmente, termina con un trinomio de cartas y una postdata, jugando con un discurso narrado desde la primera persona hablándose a sus adentros titulado con el nombre de “Cartadentros”.

  • Teatro peruano en el tiempo del miedo. Estética, historia y violencia (1980-2000)

    264 páginas | Tapa blanda | Formato: 14.5 x 20 cm.

     

    Entre los años 1980 y 2000 el Perú vivió una época de violencia sin precedentes, nacida del enfrentamiento de dos visiones extremistas sobre cómo solucionar los históricos problemas nacionales. Una se tomó el derecho de atacar el naciente orden democrático para instaurar un comunismo mesiánico, de métodos terroristas, ineficiente hasta en sus estrategias militares. La otra, aprovechando la urgencia de respuestas, se ocupó de desaparecer toda forma de oposición ideológica al liberalismo/capitalismo reinante, y se llevó de encuentro poblaciones vulnerables, históricamente postergadas. El resultado fue un tiempo de miedo, —manchay tiempo era llamado en la zona andina— un trauma social todavía perceptible en varias generaciones de peruanos.
     
    Ante este desplome del tejido social, los artistas del teatro se vieron forzados a dialogar con esta realidad angustiante. Sin embargo, muchos de los discursos escénicos sobre y en medio del conflicto armado, no han sido revisados con detenimiento, en una perspectiva de largo plazo, ni se ha establecido su posible influencia en el quehacer cultural posterior. Todavía algunas preguntas parecen pertinentes de formular: ¿Qué dijo el teatro peruano sobre la violencia?, ¿lo dijo bien?, ¿contribuyó a contar una verdad?

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