• Susan Sontag. La entrevista completa de Rolling Stone

    142 páginas | Tapa blanda | Formato: 13 x 20 cm.
    Año de publicación: 2014

     

    Ensayista, directora de cine, novelista y activista de numerosas causas políticas, Susan Sontag encarnó durante cuatro décadas la esencia del intelectual público: aquella figura capaz de escribir sobre diversas áreas del saber –estética, filosofía, literatura, psicoanálisis– con el objetivo de ampliar las fronteras de la mirada, sin miedo al escrutinio del poder ni al cuestionamiento de los valores establecidos.
     

    Jonathan Cott, por su parte, conoció a la autora de Contra la interpretación en los agitados años 60, mientras era estudiante del Columbia College. A fines de los 70, cuando ya era editor para Europa de la revista Rolling Stone, entrevistó a Sontag en dos extensas jornadas, primero en París y luego en Nueva York. Este libro reúne por primera vez la conversación completa. Su punto de partida es el célebre ensayo Sobre la fotografía, los cuentos de Yo, etcétera y el volumen La enfermedad y sus metáforas. Lo impresionante, sin embargo, es el punto de llegada: al igual que en sus elogiados ensayos, el diálogo con Susan Sontag fluye de un tema a otro, en un sinuoso discurrir de ideas, para terminar abarcándolo todo: la lectura, el rock, los celos, la guerra, el arte, la sexualidad, la muerte.
     

    El resultado es un texto que plasma la curiosidad que siempre distinguió a la autora, así como su rechazo al conformismo y la voluntad de revisar sus juicios permanentemente. En suma, estás páginas se leen como la autobiografía intelectual de una de las críticas más gravitantes del siglo XX, alguien para quien amar, desear y pensar eran actividades entre las que no existía separación alguna.

  • El signo de los tiempos

    164 páginas | Tapa blanda | Formato: 14 x 21 cm.
    Año de publicación: 2020

     

    En el hambre de la posguerra un grupo de personas consigue un animal para comer, pero nadie sabe cómo matarlo y qué hacer después. La gente dice que Osaka no tiene muchos árboles, pero Odasaku los ve, siente el viento que corre entre sus ramas. Lo imprevisible de las relaciones humanas, esos ligeros giros que las dibujan. La belleza de cada una de estas situaciones. La belleza inseparable de su otro lado, el triste. Las historias de Oda son de una tristeza tan profunda que no necesita ser dicha. Sus libros fueron prohibidos por el gobierno japonés de la ocupación, de la derrota y el reacomodamiento.
     

    Un Japón tradicionalmente no afecto a los cambios instantáneos sino a los procesos más parecidos a una decantación, ahora ocupado por los americanos triunfantes, su cultura, sus valores urgentes. Oda no tiene un rumbo y así deambula, encontrando, diría Cortázar, sin buscar. Buscando el suyo, Oda nos abre un camino. El del buraiha entregado, el del shin gesaku que no entrega sus banderas. Oda está en los márgenes del Japón de su tiempo, en el borde. Y los bordes son, también, parte de las cosas.

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