• La noche. Vivir sin testigo

    Traducción del francés
    128 páginas | Tapa blanda | Formato: 15 x 22 cm.
    Año de publicación: 2020

     

    La hipótesis que este libro no cesa de profundizar es que le damos nuestro consentimiento a la noche porque está desprovista de testigos designados. El bandido actúa en la oscuridad esperando que nadie pueda reconocerlo en el tribunal. El poeta busca en la noche una inocencia que no encuentra en el día. De una manera menos sublime, quien entra en la noche para no dormir escapa por un tiempo a los juicios del resto o al de su propia conciencia. Velan para ya no ser vigilados. El arte de vivir sin testigo también acarrea obligaciones: existe una ley de la noche, de aspecto menos jurídico que la ley del día, pero no por ello es menos exigente. Pensar la noche es pensar la manera en que la oscuridad cambia nuestra percepción, transforma nuestra relación con los otros o modifica nuestra experiencia del tiempo, pero siguiendo siempre las reglas que le son propias. Para el autor, es necesario privilegiar no la oposición binaria entre lo nocturno y lo diurno, sino las situaciones en las que entran en un prometedor conflicto. Sin eso, el día olvidaría que él es el día de la noche que lo precede: solo habría lugar para una pálida transparencia en la que todos están dispuestos a ser testigos.

  • Mujeres y economía

    206 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 17 x 24 cm.
    Año de publicación: 2022

     

    Charlotte Perkins Gilman traza un recorrido cultural por la relación económica entre hombres y mujeres. Detalla cómo la dependencia económica impulsada por las sociedades patriarcales, resulta un factor determinante que encasilla la posición histórica de la mujer: su exclusión del mundo intelectual o la estructuración del matrimonio y la familia, responden a esa lógica. Nos demuestra cómo la imposición de la maternidad y el trabajo doméstico fuerzan a la mujer a cumplir un doble papel: el de madre y mártir a la vez. Esta figura sacrificial se transmite a los hijos, perpetuando la imagen de las mujeres como trabajadoras no remuneradas, atrofiando su creatividad y crecimiento personal. En esta lúcida reflexión escrita hace más de un siglo –pero tristemente contingente–, Charlotte Perkins Gilman nos advierte que el ser humano es la única especie que ha impuesto que las mujeres dependan de los hombres para sobrevivir. “Las mujeres son factores económicos en la sociedad. Pero también lo son los caballos”, nos dice con ironía, legándonos un estudio-manifiesto imposible de desoír.

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