• El jigre y la tigrafa

    44 páginas | Tapa dura | Formato: 22.5 x 22.5 cm.
    Ilustrador: Percy Kiyabu
    Libro infantil más vendido de la Feria Internacional del Libro de Lima (FIL 2018)
    Año de publicación: 2018

     

    Todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos querido ser otro. Porque todos, en algún momento, nos hemos sentido distintos, fuera de lo “normal”. El jigre y la tigrafa es un divertido acertijo que juega con las ocurrencias de aquello que te habría gustado ser, cuando la incomodidad de sentirte distinto te aqueja. En esta historia, el jigre y la tigrafa lamentan su singularidad, pues quisieran ser animales comunes como el tigre o la jirafa. Sin embargo, un paseo por el bosque les ayudará a descubrir que, en realidad, la belleza no sigue normas ni radica en la pureza, sino que se nutre de la mezcla y la autenticidad.

     

    Este libro celebra la diversidad como valor que nos fortalece a nivel individual y nos enriquece a nivel colectivo. Un mensaje de absoluta pertinencia en nuestro país, que aún debe sumar esfuerzos por abrazar la pluralidad (racial, sexual, de pensamiento y elección) para convivir en armonía. Es, así, un paso adelante en el camino del reconocimiento y la inclusión, y en contra de cualquier tipo de intolerancia. Y en ese sentido, precisamente este cuento nació como una lectura de buenas noches que el autor creó para Alai, su pequeña, en su intento por cultivar en ella el amor propio y el respeto por los demás.

  • No tengo amigos, tengo amores

    106 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 17 x 24 cm.
    Año de publicación: 2018

     

    Este libro teje un relato biográfico urdido con la aguda labia de Pedro Lemebel, autor irreductible cuya voz única se deja oír en estas páginas. Forjado con extractos de setenta y dos entrevistas, que se inician a mediados de los noventa y culminan solo meses previos a su muerte, este volumen contiene sus reflexiones políticas y vitales con una transparencia punzante. Porque Lemebel era, antes que todo, un orador desbordante que desestabilizaba a cualquier interlocutor. Dueño de una pluma afilada, barroca, cargada de dardos de certeza e ironía, Lemebel desnudó las heridas y las supuestas glorias nacionales desde la periferia de los cenáculos y camarillas literarias. Su legado es una escritura ineludible y un modelo para comprender la transgresión política desde la teoría del género. Sus opiniones impactaron como un certero gancho izquierdo a la mandíbula de las pulcras conciencias de la transición. No tengo amigos, tengo amores refleja al Lemebel crítico y teórico, que fundía experiencia y política y sospechó siempre de la “cueca democrática”. Un autor que seguiremos leyendo el próximo siglo, que nos habló de frente, sin pestañear: “No necesito disfraz/ aquí está mi cara/ hablo por mi diferencia”.

  • Una rueda dentro de una rueda. Cómo aprendí a andar en bicicleta

    78 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 14 x 21 cm.
    Año de publicación: 2024

     

    El siglo XIX se despedía con aires de cambio. Expresiones como «igualdad», «libertad», «sufragio femenino», sonaban en las reuniones y en las calles de las grandes ciudades. Pronto, la bicicleta se integró en la revolución feminista y a las campañas de las sufragistas. «Pedalear por el sufragio», se convirtió en una proclama clave que se extendió como la pólvora. Así, el ciclismo pasó de ser una actividad recreativa, a tomar un significado reivindicativo contra las ataduras de la época victoriana. Sinónimo de liberación y de igualdad.
     
    Publicado por primera vez en 1895, Una rueda dentro de una rueda. Cómo aprendí a andar en bicicleta se transformó en todo un clásico. Un fascinante testimonio de la expansión de la bicicleta en el cambio de siglo, y de la libertad que este medio de trasporte ofrecía a las mujeres de entonces. Es también la crónica de una mujer singular: activista por reformas sociales contra el alcoholismo y el sufragio femenino –que afirmaba que las mujeres “deberían poder votar, especialmente si el marido estaba ebrio”–, que aprendió a andar en bicicleta a los 53 años de edad, motivando a las mujeres a superar las limitaciones de su época, y a involucrarse con prácticas que desafiaran su impuesto rol en la sociedad de finales del siglo XIX.

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