• Trampa para jóvenes escritores

    286 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 14 x 20.5 cm.

     

    Inmigrante ilegal en Ginebra, Gabriel vive obsesionado con escribir una novela que finalmente lo consolide como escritor. El encuentro con siniestros personajes y artistas en ciernes le servirá de inspiración para diversos relatos que plasma en su diario, a la vez que se hunde voluntariamente en las profundidades de una sociedad oscura y perfeccionista. Trampa para jóvenes escritores es un mapa de supervivencia y, a la vez, un thriller psicológico cuyo núcleo es la obra de Jorge Luis Borges, quien eligió aquella ciudad como su última morada.

  • Una novelita vulgar y otros relatos

    126 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 13.5 x 20.5 cm.

     

    Historias contadas a partir de un cúmulo de experiencias personales, lo que se denominaría “La épica de lo cotidiano”, una gesta elevada al plano literario gracias a la magia de la palabra. Al hacerlo, el autor nos invita a viajar por un mundo en el que ficción y realidad se imbrican con propiedad.

  • Una rueda dentro de una rueda. Cómo aprendí a andar en bicicleta

    78 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 14 x 21 cm.
    Año de publicación: 2024

     

    El siglo XIX se despedía con aires de cambio. Expresiones como «igualdad», «libertad», «sufragio femenino», sonaban en las reuniones y en las calles de las grandes ciudades. Pronto, la bicicleta se integró en la revolución feminista y a las campañas de las sufragistas. «Pedalear por el sufragio», se convirtió en una proclama clave que se extendió como la pólvora. Así, el ciclismo pasó de ser una actividad recreativa, a tomar un significado reivindicativo contra las ataduras de la época victoriana. Sinónimo de liberación y de igualdad.
     
    Publicado por primera vez en 1895, Una rueda dentro de una rueda. Cómo aprendí a andar en bicicleta se transformó en todo un clásico. Un fascinante testimonio de la expansión de la bicicleta en el cambio de siglo, y de la libertad que este medio de trasporte ofrecía a las mujeres de entonces. Es también la crónica de una mujer singular: activista por reformas sociales contra el alcoholismo y el sufragio femenino –que afirmaba que las mujeres “deberían poder votar, especialmente si el marido estaba ebrio”–, que aprendió a andar en bicicleta a los 53 años de edad, motivando a las mujeres a superar las limitaciones de su época, y a involucrarse con prácticas que desafiaran su impuesto rol en la sociedad de finales del siglo XIX.

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