• El zorro de arriba y el zorro de abajo

    276 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 14 x 21 cm.
    Año de publicación: 2015

     

    José María Arguedas conoció las historias y personajes con los que escribió esta novela de un modo especial. En 1967, en su condición de profesor de la Universidad Agraria de La Molina, viaja a Chimbote, puerto del norte del Perú, para realizar allí un estudio antropológico sobre industrialización y procesos migratorios. En ese lugar, Arguedas vio “una especie de gran remolino social en el que grupos emigrados de diferentes zonas de la costa y de la sierra han entablado un estado de relaciones especialísimas”. De esa forma el escritor se nutría del antropólogo y encontraba la intuición fundante de la nueva novela: El zorro de arriba y el zorro de abajo, el hombre de la sierra y el de la costa; el pueblo peruano disgregado por la geografía y por la historia, pero conglomerado y dinámico a la vez en su búsqueda de mejores condiciones de vida. La novela sorprende a Arguedas en el momento de agudización de un cuadro depresivo que lo había acompañado por años; lo que evalúa como victoria le permite la templanza; lo que asoma como derrota lo conduce al desengaño. Y entonces, la escritura queda marcada por una toma de posición literaria radical: el escritor incluye en el libro las páginas de su diario de vida, entrelazando su historia con la de sus personajes; Arguedas queda así expuesto en la novela, como en abismo, escindido ante el proceso de la vida por su propia desesperanza y su impotencia frente a las cuartillas del proyecto literario y político que porfiaban por seguir en blanco, para quedar luego pobladas de humanidad, lucidez y rebeldía.

  • Un rumor entre los árboles. Poemas sobre naturaleza y pájaros

    92 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 14 x 21 cm.
    Año de publicación: 2024

     

    En 1840, Emily Dickinson ingresó a la prestigiosa Academia de Amherst, sólo dos años después de que se aceptaran a mujeres. Allí, durante siete años estudió literatura, historia, religión, geografía, matemáticas, biología, griego y latín, y aprendió floricultura, horticultura y jardinería. En una clase de botánica, Emily quedó tan fascinada que empezó a elaborar su propio herbario, en el que acumuló cientos de plantas y flores prensadas, acompañadas de sus respectivos nombres en latín. Así nacerán los poemas contenidos en este volumen, en los que Dickinson se vincula, en su praxis cotidiana de la palabra, no sólo con una amplia variedad de especies vegetales, sino también con los pájaros, pues una importante fracción de su poesía, de una modernidad alejada de sus contemporáneos, está dedicada a la reflexión y contemplación de su entorno natural. «Si tengo la sensación física de que me levantan la tapa de los sesos, sé que eso es poesía», dirá Dickinson, afirmación que, sin duda alguna, define la experiencia que es su poesía. Estas páginas son destellos sutiles de una amante de la naturaleza, en comunicación con la tierra como alimento diario, su palabra llega hasta nosotros como flechas lanzadas hacia nuestro presente y futuro.

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