• Fábulas de la Fontaine

    104 páginas | Tapa blanda | Formato: 17 x 24 cm.
    Traducción libre por Angélica Edwards

     

    Esta selección de Fábulas de La Fontaine que en una versión libre nos entrega Angélica Edwards, nos la ofrece como una invitación para volver a los clásicos y retomar la conversación sobre lo humano. Conversación siempre necesaria, pero tal vez hoy más que nunca, cuando el tiempo se nos presenta como la negación del ocio, lo que ha extraviado para muchos la posibilidad de “estar” consigo mismo y con los otros, conocer, escuchar, empatizar, compartir.
     
    Normalmente se cree que las fábulas están destinadas a niños y niñas, al ser estos textos breves y sencillos, cuya “utilidad” es la “enseñanza moral o valórica” que los más pequeños necesitan conocer. Sin embargo, Angélica advierte de entrada que se trata de fábulas para niños y adultos, y esto porque, precisamente, es su sencillez la que invita y abre el texto para todo público, muchas veces con temas nada de sencillos, y en la mayoría de los casos, temas que interpelan directamente a los adultos y sus conductas.
     
    Ya Hesíodo, poeta de la Antigua Grecia, advertía en la primera fábula que llegó hasta nuestros días: Ahora diré una fábula a los reyes, aunque sean sabios. “Aunque sean sabios”, siempre existe la posibilidad de mirar(nos) a través de distintos espejos, y de conversar, reflexionar individual y colectivamente sobre nuestra sencilla complejidad humana.

  • Walter Benjamin: la vida posible

    336 páginas | Tapa blanda | Formato: 10 x 20 cm.
    Año de publicación: 2015

     

    No hay, probablemente no puede haber, punto de discusión: Walter Benjamin (1892-1940) fue un personaje ejemplar e irrepetible del siglo veinte europeo. Alemán judío, crítico literario y filósofo, huyó de la academia y del fascismo para viajar y escribir. Teórico del aura y de la tecnología, burgués unido al proletariado, documentalista de la experiencia pero no de su biografía, presagió y sufrió el horror de su época. Nunca encontró un lugar para establecerse, entre la infancia dorada en Berlín y los días de amparo en Mallorca; siguió a amores y amigos de Letonia a Dinamarca. Intentó sustentarse escribiendo e investigando, primero en Suiza y más tarde en París, desde donde finalmente tuvo que escapar. Premunido de morfina luego del incendio del Reichstag, optó por suicidarse cuando, después de atravesar a pie los Pirineos hacia España, lo iban a obligar a devolverse.
     

    “Hay algo en Walter Benjamin que lleva a especular acerca de lo que hubiese sido, lo que pudo haber sido y lo que debió ser”, dice la autora de esta formidable biografía. “El terrible resultado de su vida se intenta subvertir al transformar la historia, que ya está completa, en algo incompleto, al menos en la imaginación”. En esta investigación sobre sus circunstancias, textos y manuscritos, cartas y papeles, sobre los lugares, las cosas, las personas y las ideas que le interesaron, no hay ni ángel ni víctima, sólo un escritor brillante que quiso ser libre pero quedó atrapado. Más que el genio melancólico, aparece aquí el hombre que padeció incuestionables pellejerías y sin embargo nunca abandonó la labor de articular una vida posible.
     

    Para Benjamin, el presente es el tiempo en el que puede emerger, en cualquier momento, la “oportunidad revolucionaria de una solución nueva a un problema completamente nuevo”. No se trata, desde luego, de una ingenuidad, sino de un argumento: la historia es un acto de remembranza, los cursos históricos son totalmente manipulados y el orden impuesto es falso. El crimen político lo condenó a la soledad, y su única salvación fue rechazar los modos heredados de entender al mundo “en términos de progreso automático, donde la crisis es una excepción y hay un despliegue objetivo hacia un nuevo futuro siempre mejor que nunca llega”. Benjamin vivió, leyó y escribió otra historia.

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