• Finnegans Wake: una lectura anotada de cuatro capítulos

    Autor/a:James Joyce

    484 páginas | Tapa blanda | Formato: 15 x 23 cm.

     

    En Finnegans Wake asistimos al desdoblamiento del lenguaje en general: no de una sola lengua nativa, sino de los varios idiomas a los que Joyce tenía acceso, desde dialectos sudamericanos hasta léxicos alusivos al Extremo Oriente, en un discurso polisémico que fluye principalmente en voces del Atlántico, el Mediterráneo y el Mar del Norte. Al apropiarse de la palabra, se adueña del mundo y de su historia, en una recreación de la literatura universal que pasa a través de sus fuentes más obvias: la Biblia, Shakespeare, Blake, Yeats, Wilde, Sterne, Swift, Twain; las teorías de Giambattista Vico, Giordano Bruno y otros pensadores; estudios sobre las religiones del mundo, anales, mitologías, óperas, tonadas infantiles, canciones antiguas y un extenso etcétera que pretende no dejar fuera ningún referente cultural del devenir humano, según el punto de vista de este europeo de entreguerras.

  • La única cosa que es probable que rompas es todo. Antología de poesía joven en Alaska

    125 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 13.5 x 21 cm.

     

    Con una distribución que busca dedicar cada parte con una naturaleza poética diferente, el poemario se basa en perspectivas narrativas de poetas nacidos o residentes en Alaska; cada uno con visión diferente del transcurso de la vida en “exilio” y la apreciación personal que permite diferir los capítulos entre sì y brindar cierta prosa y musicalidad a hechos comunes que carecen de una sensación de fantasía; en esta búsqueda de un complemento a la realidad.

  • Un hombre feliz y otros cuentos

    192 páginas | Tapa blanda | Formato: 14 x 21 cm.
    Traductor: Alejandro Ariel González
    Año de publicación: 2022

     

    Esta antología recoge treinta y tres cuentos del maestro universal del cuento. Con la distinción característica que lo define: sobriedad, economía de recursos, lenguaje sencillo y atención al detalle, Antón Chéjov es reconocido por su capacidad de inspirar e inspirarse con el primer argumento que apareciera ante sus ojos, examinarlo desde un ángulo cómico o triste y bosquejar un relato que, a veces solo se materializa en un simple episodio, pequeña escena, una sátira, o más a menudo una broma.
     
    En estas narraciones la risa de Chéjov es, con frecuencia, la manifestación de un temperamento jovial, alegre, puesto que por sí misma es un indicador de ánimo sano y vivaz. Sin embargo, ya en ellas el humor es empleado para revelar los contrastes de la vida o las consecuencias del ambiente social.
     
    Paradójicamente, o no tanto, el humor de Chéjov redime quizás más que los grandes alegatos religiosos y humanistas de su tiempo. La escala humana de sus personajes con sus vicios, manías y defectos, sirve en buena medida para producir el efecto de comicidad, ya que el lector se reconoce en esos enredos y malentendidos cotidianos, en los cuales la fuerza de lo omitido es mayor que la de lo expresado.

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