• Finnegans Wake: una lectura anotada de cuatro capítulos

    Autor/a:James Joyce

    484 páginas | Tapa blanda | Formato: 15 x 23 cm.

     

    En Finnegans Wake asistimos al desdoblamiento del lenguaje en general: no de una sola lengua nativa, sino de los varios idiomas a los que Joyce tenía acceso, desde dialectos sudamericanos hasta léxicos alusivos al Extremo Oriente, en un discurso polisémico que fluye principalmente en voces del Atlántico, el Mediterráneo y el Mar del Norte. Al apropiarse de la palabra, se adueña del mundo y de su historia, en una recreación de la literatura universal que pasa a través de sus fuentes más obvias: la Biblia, Shakespeare, Blake, Yeats, Wilde, Sterne, Swift, Twain; las teorías de Giambattista Vico, Giordano Bruno y otros pensadores; estudios sobre las religiones del mundo, anales, mitologías, óperas, tonadas infantiles, canciones antiguas y un extenso etcétera que pretende no dejar fuera ningún referente cultural del devenir humano, según el punto de vista de este europeo de entreguerras.

  • Vida animal. Figuraciones no humanas en el cine, la literatura y la fotografía

    184 páginas | Tapa blanda | Formato: 15 x 22 cm.
    Año de publicación: 2022

     

    En base a la hipótesis de que a partir de cierto momento histórico lo animal fue entendido como lo otro de lo humano, Vida animal se propone desdecirlo, y para ello despliega imágenes y relatos en los que lo animal y lo humano se pegotean hasta volverse indistinguibles. Se va tejiendo de este modo una “zoopoética” por la que se pasean cineastas, fotógrafos y escritores, pero también pensadores de diversas tradiciones y épocas, contradiciendo no solo las fronteras entre especies sino también entre diversas geografías, prácticas culturales y artísticas. Un libro erudito, preciso y necesario pero a la vez refrescante, que se lee como si miráramos una película y que, a medida que nos va llevando a pensar lo humano fuera de los límites del humanismo, va estirando también las posibilidades de lectura a las que nos lleva lo animal, para pasar a entenderlo como dispositivo estético. Lo animal se vuelve un espectro, un reflejo extrañado de nosotros mismos y, por lo tanto también, una apertura hacia otras formas de construir familia y comunidad en las que se pueda alojar ese trozo bestial que también nos pertenece.

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