• ¿Qué es un aparato estético? Benjamin, Lyotard, Ranciére

    Traducido del francés
    148 páginas | Tapa blanda | Formato: 15 x 22 cm.
    Año de publicación: 2012

     

    Un aparato es una configuración técnica del aparecer. De tal suerte, lo que aparece está, desde ya, configurado técnicamente por un aparato (appareillé). La perspectiva, el museo, la fotografía, el cine y la cura analítica podrán ser pensados como “aparatos”, pues configuran el aparecer del acontecimiento, por un lado creando nuevas condiciones de la temporalidad y por otro determinando nuevas estructuras del espacio, es decir, transformando, cada vez, la sensibilidad. Un aparato funciona como un objeto técnico según Gilbert Simondon, o sea, produciendo individuación y sociablidad. Walter Benjamin fue el primero en atisbar una teoría de los “aparatos”, al considerar que la fotografía y el cine no implicaban únicamente un cambio en los procedimientos de la representación sino que, además y por sobre todo, una revolución en las condiciones de la percepción. Jean-François Lyotard, por su parte, en su Discurso. Figura elabora la noción de “bloque de escritura”: la “superficie de inscripción”, es decir, el conjunto de configuraciones técnicas que permiten que el acontecimiento tenga lugar. Es a partir de estos y otros autores que Jean-Louis Déotte ha desarrollado una teoría que pretende repensar la política, la estética y el mundo contemporáneo desde el punto de vista de la técnica.

  • Teatro peruano en el tiempo del miedo. Estética, historia y violencia (1980-2000)

    264 páginas | Tapa blanda | Formato: 14.5 x 20 cm.

     

    Entre los años 1980 y 2000 el Perú vivió una época de violencia sin precedentes, nacida del enfrentamiento de dos visiones extremistas sobre cómo solucionar los históricos problemas nacionales. Una se tomó el derecho de atacar el naciente orden democrático para instaurar un comunismo mesiánico, de métodos terroristas, ineficiente hasta en sus estrategias militares. La otra, aprovechando la urgencia de respuestas, se ocupó de desaparecer toda forma de oposición ideológica al liberalismo/capitalismo reinante, y se llevó de encuentro poblaciones vulnerables, históricamente postergadas. El resultado fue un tiempo de miedo, —manchay tiempo era llamado en la zona andina— un trauma social todavía perceptible en varias generaciones de peruanos.
     
    Ante este desplome del tejido social, los artistas del teatro se vieron forzados a dialogar con esta realidad angustiante. Sin embargo, muchos de los discursos escénicos sobre y en medio del conflicto armado, no han sido revisados con detenimiento, en una perspectiva de largo plazo, ni se ha establecido su posible influencia en el quehacer cultural posterior. Todavía algunas preguntas parecen pertinentes de formular: ¿Qué dijo el teatro peruano sobre la violencia?, ¿lo dijo bien?, ¿contribuyó a contar una verdad?

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