• El zorro de arriba y el zorro de abajo

    276 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 14 x 21 cm.
    Año de publicación: 2015

     

    José María Arguedas conoció las historias y personajes con los que escribió esta novela de un modo especial. En 1967, en su condición de profesor de la Universidad Agraria de La Molina, viaja a Chimbote, puerto del norte del Perú, para realizar allí un estudio antropológico sobre industrialización y procesos migratorios. En ese lugar, Arguedas vio “una especie de gran remolino social en el que grupos emigrados de diferentes zonas de la costa y de la sierra han entablado un estado de relaciones especialísimas”. De esa forma el escritor se nutría del antropólogo y encontraba la intuición fundante de la nueva novela: El zorro de arriba y el zorro de abajo, el hombre de la sierra y el de la costa; el pueblo peruano disgregado por la geografía y por la historia, pero conglomerado y dinámico a la vez en su búsqueda de mejores condiciones de vida. La novela sorprende a Arguedas en el momento de agudización de un cuadro depresivo que lo había acompañado por años; lo que evalúa como victoria le permite la templanza; lo que asoma como derrota lo conduce al desengaño. Y entonces, la escritura queda marcada por una toma de posición literaria radical: el escritor incluye en el libro las páginas de su diario de vida, entrelazando su historia con la de sus personajes; Arguedas queda así expuesto en la novela, como en abismo, escindido ante el proceso de la vida por su propia desesperanza y su impotencia frente a las cuartillas del proyecto literario y político que porfiaban por seguir en blanco, para quedar luego pobladas de humanidad, lucidez y rebeldía.

  • No tengo amigos, tengo amores

    106 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 17 x 24 cm.
    Año de publicación: 2018

     

    Este libro teje un relato biográfico urdido con la aguda labia de Pedro Lemebel, autor irreductible cuya voz única se deja oír en estas páginas. Forjado con extractos de setenta y dos entrevistas, que se inician a mediados de los noventa y culminan solo meses previos a su muerte, este volumen contiene sus reflexiones políticas y vitales con una transparencia punzante. Porque Lemebel era, antes que todo, un orador desbordante que desestabilizaba a cualquier interlocutor. Dueño de una pluma afilada, barroca, cargada de dardos de certeza e ironía, Lemebel desnudó las heridas y las supuestas glorias nacionales desde la periferia de los cenáculos y camarillas literarias. Su legado es una escritura ineludible y un modelo para comprender la transgresión política desde la teoría del género. Sus opiniones impactaron como un certero gancho izquierdo a la mandíbula de las pulcras conciencias de la transición. No tengo amigos, tengo amores refleja al Lemebel crítico y teórico, que fundía experiencia y política y sospechó siempre de la “cueca democrática”. Un autor que seguiremos leyendo el próximo siglo, que nos habló de frente, sin pestañear: “No necesito disfraz/ aquí está mi cara/ hablo por mi diferencia”.

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