• Desvelos de verano

    112 páginas | Tapa blanda | Formato: 14 x 21.5 cm.
    Año de publicación: 2023

     

    «Los desvelos del verano no pueden compararse con otros», dice uno de los narradores de los trece cuentos que integran este volumen. El verano es la estación de la abundancia y el descanso, de la luz y el placer. Pero cuando el calor no afloja, el sol que quema todo a su alrededor cede ante el sopor empalagoso y turbio de la noche. Entonces se siente el grito desesperado de las chicharras, los insectos giran frenéticos en torno a los faroles, las sábanas se pegan a la piel y el desvelo reina inexorable. De distintas e inquietantes maneras, estos relatos atraviesan ese tiempo muerto que empieza cuando el desvelado de verano deja su cama y se levanta, esas horas que no existen o que lo hacen cubiertas de una cierta irrealidad, ese intersticio en que todo puede pasar. Con soltura y deslumbrante ritmo, Martín Kohan nos envuelve en la atmósfera sofocante de un verano que ha sido demasiado largo, para hendirla después con una prosa que dice y omite con precisión, que nos desconcierta y nos deja ávidos de más. “Desvelos de verano” es el último libro de cuentos de uno de los narradores argentinos más interesantes y virtuosos de este momento.

  • Juntando espigas en los campos de Buda

    238 páginas | Tapa blanda | Formato: 14 x 21 cm.
    Año de publicación: 2021

     

    Lafcadio Hearn (Léucade, 1850-Tokio, 1904) llegó a Japón en una época en la que Occidente sentía fascinación por aquellas lejanas regiones del mundo en donde la enciclopedia y el racionalismo aún no habían hecho mella; ese Japón de las tradiciones –como señala Sardegna en el estudio preliminar–, que recién comenzaba a industrializarse, en el que los periódicos occidentales competían por acercar a sus lectores las crónicas de sus corresponsales. Al igual que Richard Wilhelm en China y Walter Evans-Wentz en Tibet, Lafcadio Hearn se encontró con el budismo, ese universo espiritual expandido por todo el Oriente como un telón de fondo, que cambiaría el sentido y el rumbo de su vida.
     

    Su obra hubiera sido asimilada dentro de la vasta literatura de cronistas, a no ser porque, en esencia, no era la crónica lo que le interesaba sino ese misterio que subyace debajo de lo que nosotros, los occidentales, denominamos cultura. Esa habilidad de percibir lo no evidente –algo tan propio del pensamiento budista–, le permitió ver las manos y el alma del Lejano Oriente tal como, atinadamente, lo advierte el subtítulo de la obra.
     

    Juntando espigas en los campos de Buda reúne un conjunto de relatos en los que puede percibirse el amoroso proceso que llevó a Hearn a asumirse como japonés. Del mismo modo, puede intuirse en cada trazo el deseo de zanjar la distancia que separa la filosofía budista del pensamiento occidental, dura tarea para quien ha descubierto que “todo lo que hemos tomado como sustancia es solo sombra, lo físico es lo irreal y el hombre exterior es el fantasma”.

  • La canción del arrozal

    160 páginas | Tapa blanda | Formato: 14 x 21 cm.
    Año de publicación: 2019

     

    En un breve relato incluido en La muralla china, Kafka notó que, a riesgo de desmoronarse, el deseo de dejar pasar a través puede transformar a un hombre en puente. Hijo de madre griega y padre irlandés, Lafcadio Hearn abrazó Japón quizá para transformarse en eso mismo. Prueba de ello es La canción del arrozal, una delicada serie de observaciones minúsculas que procuran no solo poner al mágico mundo del Japón tradicional ante la mirada occidental sino también “abrir oídos”.
     

    Acaso el tratado De Anima, de Aristóteles, sea uno de los cimientos teórico-filosóficos sobre los que comenzó a edificarse la primacía óptica-háptica de nuestra sensibilidad occidental. Allí se establece una jerarquía entre los cinco sentidos en la que el tacto (que garantiza la vida animal) y la vista (perfecta en el hombre) asumen una posición central. ¿Cómo suponer una orientación estética similar para ese Japón amante de las sombras tan añorado, por ejemplo, por Tanizaki? [“A la luz del día, qué poco interesante eres, rana”].
     

    Debemos al occidental más crítico de Occidente, Friedrich Nietzsche, un primer llamado de atención respecto de esta tiranía óptica-háptica; que se conjuga de mil maravillas en la Era Digital. No solo rescató la importancia del olfato sino, además, como hace Hearn registrando voces cantantes, el sentido de la audición. Por boca de su profeta Zaratustra (aunque bien podría haber salido de la de la rana kajika o la cigarra higurashi), Nietzsche hizo una advertencia que vale para futuros lectores de este libro lleno de pequeñas melodías: “Cantaré mi canción… y a quien todavía tenga oídos para oír cosas inauditas, a ese voy a abrumarle el corazón con mi felicidad”.

  • Walter Benjamin: la vida posible

    336 páginas | Tapa blanda | Formato: 10 x 20 cm.
    Año de publicación: 2015

     

    No hay, probablemente no puede haber, punto de discusión: Walter Benjamin (1892-1940) fue un personaje ejemplar e irrepetible del siglo veinte europeo. Alemán judío, crítico literario y filósofo, huyó de la academia y del fascismo para viajar y escribir. Teórico del aura y de la tecnología, burgués unido al proletariado, documentalista de la experiencia pero no de su biografía, presagió y sufrió el horror de su época. Nunca encontró un lugar para establecerse, entre la infancia dorada en Berlín y los días de amparo en Mallorca; siguió a amores y amigos de Letonia a Dinamarca. Intentó sustentarse escribiendo e investigando, primero en Suiza y más tarde en París, desde donde finalmente tuvo que escapar. Premunido de morfina luego del incendio del Reichstag, optó por suicidarse cuando, después de atravesar a pie los Pirineos hacia España, lo iban a obligar a devolverse.
     

    “Hay algo en Walter Benjamin que lleva a especular acerca de lo que hubiese sido, lo que pudo haber sido y lo que debió ser”, dice la autora de esta formidable biografía. “El terrible resultado de su vida se intenta subvertir al transformar la historia, que ya está completa, en algo incompleto, al menos en la imaginación”. En esta investigación sobre sus circunstancias, textos y manuscritos, cartas y papeles, sobre los lugares, las cosas, las personas y las ideas que le interesaron, no hay ni ángel ni víctima, sólo un escritor brillante que quiso ser libre pero quedó atrapado. Más que el genio melancólico, aparece aquí el hombre que padeció incuestionables pellejerías y sin embargo nunca abandonó la labor de articular una vida posible.
     

    Para Benjamin, el presente es el tiempo en el que puede emerger, en cualquier momento, la “oportunidad revolucionaria de una solución nueva a un problema completamente nuevo”. No se trata, desde luego, de una ingenuidad, sino de un argumento: la historia es un acto de remembranza, los cursos históricos son totalmente manipulados y el orden impuesto es falso. El crimen político lo condenó a la soledad, y su única salvación fue rechazar los modos heredados de entender al mundo “en términos de progreso automático, donde la crisis es una excepción y hay un despliegue objetivo hacia un nuevo futuro siempre mejor que nunca llega”. Benjamin vivió, leyó y escribió otra historia.

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