• Érase dos veces

    Ilustrador: Miguel Ortiz
    50 páginas | Tapa dura | Formato: 22 x 22 cm.
    Edad sugerida: +8 años

     

    Los dibujantes, por regla, leen los cuentos antes de ilustrarlos. En esta ocasión ocurrió al revés: el escritor desafió al dibujante: «Dibuja escenas sorprendentes y ambiguas, que sean complicadas de narrar». José Miguel Vásquez propone dos historias totalmente distintas para cada ilustración e invita a sus lectores a continuar el ejercicio de imaginación de manera inversa a la convencional. Érase dos veces se despliega como un díptico narrativo en el que la imagen es la fuente de varios mundos, sugiriendo un proceso creativo que nos abre el imaginario a sus múltiples posibilidades.

     

    Entre escenario y escenario, el lector descubrirá al gonzorruelo escarlata, el perro Dico, la abuela que levita y las ratas Katz y Platz, entre otros. Lector asiduo de cuentos ilustrados desde la infancia, admirador de los relatos cortos de Juan Rulfo y Augusto Monterroso, de la poesía de Oquendo de Amat e inspirado por la artista plástica Rosario Nuñez de Patrucco, José Miguel Vásquez crea personajes con inteligente ternura, y sus aventuras llenas de humor están concebidas para estimular la imaginación no solo de los niños sino también de los adultos.

  • Erotismo y pornografía

    110 páginas | Tapa blanda | Formato: 14 x 21 cm.
    Año de publicación: 2021

     

    Inmensa es la brecha que separa la «o» de la «y», la conjunción disyuntiva de la bien nombrada copulativa. «Erotismo o pornografía» evoca una oposición e incluso una batalla; obliga a tomar partido. Y, de hecho, el esfuerzo por distinguir entre los dos –en general para valorar a un término, casi siempre el primero– ha hecho correr ríos de tinta, producido extrañas alianzas y generados debates interminables, sin que se lograse trazar una frontera nítida. En cambio, la fórmula que hemos elegido para este libro, «Erotismo y pornografía», abre un espacio de exploración, no de conflicto. Un espacio de puro goce.
     
    Los colaboradores reunidos en este libro no persiguen ningún consenso ni intentan tapar sus propias contradicciones y ambivalencias. No buscan respuestas definitivas; apenas hacen preguntas. Están en el espacio del juego libre, que es el espacio propio del ensayo –y del erotismo. Con lirismo o humor, hablan de sí, de los otros, hablan de los cuerpos, las imágenes, los deseos, los terrores, las fantasías y, antes que nada, de las palabras. Muy llamativa es la variedad formal de los textos, que abarcan la reflexión académica, la autobiografía, la ficción, la meditación literaria, la poesía y hasta un diccionario bastante poco habitual. No dicen «o»: dicen «y». La voz que susurra, la mano que roza el teclado, el papel, la piel: la escritura es un acto vivificante, un acto erótico. La lectura también.

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