• Peter Pan y Wendy

    194 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 13 x 20.5 cm.
    Año de publicación: 2020

     

    El año 1904 se estrenó por primera vez la obra de teatro de J.M Barrie titulada Peter Pan, o “el niño que no quería crecer”. Cuatro años más tarde la inquietud del público por el destino de Wendy Darling, la protagonista junto con Peter Pan, obligó al autor a incluir un epílogo en la representación. Cuando en 1911 se editó la adaptación a novela, la aventura ya era tanto de él como de ella y la obra merecía, además de su último capítulo, un nuevo título que le hiciera justicia.
     

    Peter Pan y Wendy es la novela original de una obra que recorrió el siglo XX sufriendo transformaciones. Todos conocimos la historia de este niño que volaba y que arrastró a los hijos de la familia Darling a la isla de Nunca Jamás, donde el dominio era de la fantasía y de los piratas liderados por el capitán Garfio. La obra no es infantil, sino para niños, no evita la sangre del combate ni la muerte: le habla a ellos y eso, a más de cien años de su publicación, la hace mágica, inagotable; como el mismo Peter Pan, se niega a crecer.

  • Republicanos Andinos

    Autor/a:Mark Thurner

    286 páginas | Tapa blanda | Formato: 15 x 21 cm.
    Año de publicación: 2006

     

    El autor se refiere a un sujeto político colonial constituido en la reinscripción de formaciones políticas andinas dentro de la monarquía española y luego reconstituido en los espacios interculturales del estado republicano. Dando un giro lingüístico y postcolonial a la historia andina, Thurner ofrece una nueva lectura de la historia republicana peruana a partir de las palabras y las acciones de los indios del Callejón de Huaylas. En ese sentido, Atusparia ya no aparece como el “Amauta” heroico de los indigenistas sino como un “alcalde republicano o varayoc; y, por su lado, Cáceres ya no es más tun Inca” mesiánico sino “el Gran Republicano”. Para el autor, la historia de los republicanos andinos no se reduce o a “la promesa” nacional del “país profundo” ni al proto-nacionalismo” campesinista y popular. Se trata, más bien, de una ambigua apertura postcolonial hacia pasados y futuros políticos que siempre van mas allá de lo nacional.

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