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¿Qué es un aparato estético? Benjamin, Lyotard, Ranciére
Traducido del francés
148 páginas | Tapa blanda | Formato: 15 x 22 cm.
Año de publicación: 2012Un aparato es una configuración técnica del aparecer. De tal suerte, lo que aparece está, desde ya, configurado técnicamente por un aparato (appareillé). La perspectiva, el museo, la fotografía, el cine y la cura analítica podrán ser pensados como “aparatos”, pues configuran el aparecer del acontecimiento, por un lado creando nuevas condiciones de la temporalidad y por otro determinando nuevas estructuras del espacio, es decir, transformando, cada vez, la sensibilidad. Un aparato funciona como un objeto técnico según Gilbert Simondon, o sea, produciendo individuación y sociablidad. Walter Benjamin fue el primero en atisbar una teoría de los “aparatos”, al considerar que la fotografía y el cine no implicaban únicamente un cambio en los procedimientos de la representación sino que, además y por sobre todo, una revolución en las condiciones de la percepción. Jean-François Lyotard, por su parte, en su Discurso. Figura elabora la noción de “bloque de escritura”: la “superficie de inscripción”, es decir, el conjunto de configuraciones técnicas que permiten que el acontecimiento tenga lugar. Es a partir de estos y otros autores que Jean-Louis Déotte ha desarrollado una teoría que pretende repensar la política, la estética y el mundo contemporáneo desde el punto de vista de la técnica.
S/ 65.00 -
Thomas Wainewright, envenenador y otros textos fulminantes
116 páginas | Tapa blanda | Formato: 10 x 20 cm.
Año de publicación: 2014Aunque varios de los textos que componen este librito de apariencia breve no habían sido antes traducidos al castellano, no es ésa la principal gracia que el lector encontrará en ellos. Al decir del traductor y encargado de la selección, Juan Manuel Vial, estos escritos nos muestran a un Oscar Wilde desconocido, que no figura, ni siquiera como espectro, en sus grandes obras literarias. Preocupado de asuntos espectaculares, como la existencia de aquel admirable envenenador llamado Thomas Wainewright, y de otros más cotidianos, como la decoración del hogar, la filosofía del vestir, las peculiaridades de los habitantes de Estados Unidos y las vicisitudes de las modelos y los modelos en Londres, Wilde se revela aquí como un férreo defensor del buen gusto, sin privarse, claro que no, de lanzar dardos emponzoñados en contra de los falsarios, los académicos y todos quienes, siguiendo una u otra moda, acabaron construyendo horrores, ya fuera en el arte o en la vida misma.
S/ 69.00