• Hay cosas peores que estar solo. Fito Páez y Ciudad de pobres corazones

    232 páginas | Tapa blanda | Formato: 15 x 23 cm.
    Año de publicación: 2021

     

    “En esta puta ciudad todo se incendia y se va”, cantó Fito Páez desde las entrañas de su angustia. Ese grito todavía se escucha como uno de los desgarros más intensos del rock argentino. Ciudad de pobres corazones, el disco que publicó en 1987 tras los asesinatos de su abuela y de su tía abuela, fue el resultado de un proceso interno que tuvo a Fito al borde de la locura, preso de un odio que se reflejó en un cambio rotundo de sonido y actitud. Días dominados por el alcohol y las pastillas y una evidente ausencia de esperanza en el futuro. Basado en un extenso trabajo de archivo y de numerosas entrevistas con los protagonistas, especialmente hechas para esta investigación, este libro muestra cómo hizo Fito para atravesar la tragedia sin convertirse en una víctima. Una historia anclada en la cultura pop de los ochenta que cuenta la caída y la resurrección de uno de los artistas más importantes de la música latinoamericana.

  • Los niños muertos

    192 páginas | Tapa blanda | Formato: 13.5 x 20.5 cm.
    Año de publicación: 2024

     

    La exigencia política e histórica de Parra camina en paralelo a su exigencia literaria. La cita con la que se abre el libro está sacada de las “Memorias del subsuelo” de Dostoievski: “Somos criaturas muertas al nacer y hace tiempo que nacemos de padres no vivos”. La historia, los estratos de tierra, los fantasmas, los muertos en vida, los de abajo… Ninguna corrupción es mágica. La pobreza engendra debilidad y una forma de violencia que no se encamina en una dirección transformadora. En Los niños muertos Parra es un escritor sensible, certero y valiente.

  • Thomas Wainewright, envenenador y otros textos fulminantes

    Autor/a:Oscar Wilde

    116 páginas | Tapa blanda | Formato: 10 x 20 cm.
    Año de publicación: 2014

     

    Aunque varios de los textos que componen este librito de apariencia breve no habían sido antes traducidos al castellano, no es ésa la principal gracia que el lector encontrará en ellos. Al decir del traductor y encargado de la selección, Juan Manuel Vial, estos escritos nos muestran a un Oscar Wilde desconocido, que no figura, ni siquiera como espectro, en sus grandes obras literarias. Preocupado de asuntos espectaculares, como la existencia de aquel admirable envenenador llamado Thomas Wainewright, y de otros más cotidianos, como la decoración del hogar, la filosofía del vestir, las peculiaridades de los habitantes de Estados Unidos y las vicisitudes de las modelos y los modelos en Londres, Wilde se revela aquí como un férreo defensor del buen gusto, sin privarse, claro que no, de lanzar dardos emponzoñados en contra de los falsarios, los académicos y todos quienes, siguiendo una u otra moda, acabaron construyendo horrores, ya fuera en el arte o en la vida misma.

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