• Ayllus del Ausangate. Parentesco y organización social en los Andes del sur peruano

    368 páginas | Tapa blanda | Formato: 17 x 24 cm.
    Año de publicación: 2016

     

    El libro de Sendón nos ofrece un análisis de las redes de parentesco de varios pueblos de Ausangate en forma exhustiva. Es una gran herramienta para formular y solucionar algunos de los problemas que nos presentan las formas andinas de organización social y política.

     

    Todo el libro es de importancia capital para la antropología andina en general. Nos conduce a preguntas por medio de las cuales, a fin de cuentas, queremos alcanzar una definición del lugar particular de la cultura andina y de las culturas originales de Sudamérica en general dentro del gran conjunto mundial.

  • No tengo amigos, tengo amores

    106 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 17 x 24 cm.
    Año de publicación: 2018

     

    Este libro teje un relato biográfico urdido con la aguda labia de Pedro Lemebel, autor irreductible cuya voz única se deja oír en estas páginas. Forjado con extractos de setenta y dos entrevistas, que se inician a mediados de los noventa y culminan solo meses previos a su muerte, este volumen contiene sus reflexiones políticas y vitales con una transparencia punzante. Porque Lemebel era, antes que todo, un orador desbordante que desestabilizaba a cualquier interlocutor. Dueño de una pluma afilada, barroca, cargada de dardos de certeza e ironía, Lemebel desnudó las heridas y las supuestas glorias nacionales desde la periferia de los cenáculos y camarillas literarias. Su legado es una escritura ineludible y un modelo para comprender la transgresión política desde la teoría del género. Sus opiniones impactaron como un certero gancho izquierdo a la mandíbula de las pulcras conciencias de la transición. No tengo amigos, tengo amores refleja al Lemebel crítico y teórico, que fundía experiencia y política y sospechó siempre de la “cueca democrática”. Un autor que seguiremos leyendo el próximo siglo, que nos habló de frente, sin pestañear: “No necesito disfraz/ aquí está mi cara/ hablo por mi diferencia”.

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