• Cómo se escribe un libro de suspenso

    202 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 14 x 21 cm.
    Año de publicación: 2022

     

    En este libro, tan inusual como elegante, la maestra de la narrativa policial y de suspenso (mundialmente famosa por su personaje el “talentoso Mr. Ripley”), Patricia Highsmith, despliega lo que podría ser un “manual de escritura creativa” –aunque para ella es “imposible explicar cómo se escribe”– donde analiza los elementos más importantes de la ficción (tanto para este género como para cualquier otro), poniendo su propia obra como referencia para la culminación de proyectos, ya sean cuentos o novelas.
     
    A través de consejos cercanos y prácticos, Highsmith nos lleva, entre otros temas, a cómo desarrollar una historia a partir de su origen o el uso y abuso de la experiencia o cómo pasar del primer borrador al borrador final. Pero, además de ser una “guía paso a paso”, también ilustra con su trabajo: sus inspiraciones, falsos comienzos, sus bloqueos, éxitos, sus múltiples derrotas y la utilidad de estas, señalando que “cada fracaso enseña algo”.
     
    Cualquiera que disfrute leyéndola o que quiera escribir encontrará aquí una suerte de autobiografía y compendio perspicaz del oficio y arte de concluir con éxito un relato.

  • Teatro peruano en el tiempo del miedo. Estética, historia y violencia (1980-2000)

    264 páginas | Tapa blanda | Formato: 14.5 x 20 cm.

     

    Entre los años 1980 y 2000 el Perú vivió una época de violencia sin precedentes, nacida del enfrentamiento de dos visiones extremistas sobre cómo solucionar los históricos problemas nacionales. Una se tomó el derecho de atacar el naciente orden democrático para instaurar un comunismo mesiánico, de métodos terroristas, ineficiente hasta en sus estrategias militares. La otra, aprovechando la urgencia de respuestas, se ocupó de desaparecer toda forma de oposición ideológica al liberalismo/capitalismo reinante, y se llevó de encuentro poblaciones vulnerables, históricamente postergadas. El resultado fue un tiempo de miedo, —manchay tiempo era llamado en la zona andina— un trauma social todavía perceptible en varias generaciones de peruanos.
     
    Ante este desplome del tejido social, los artistas del teatro se vieron forzados a dialogar con esta realidad angustiante. Sin embargo, muchos de los discursos escénicos sobre y en medio del conflicto armado, no han sido revisados con detenimiento, en una perspectiva de largo plazo, ni se ha establecido su posible influencia en el quehacer cultural posterior. Todavía algunas preguntas parecen pertinentes de formular: ¿Qué dijo el teatro peruano sobre la violencia?, ¿lo dijo bien?, ¿contribuyó a contar una verdad?

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