• Ceremonia comentada: otros textos pertinentes. 57 años de crítica a la obra visual de Jorge Eduardo Eielson

    350 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 17 x 24 cm.

     

    Con más de 300 páginas Ceremonia comentada reúne ensayos dedicados a la obra visual de Eielson escritos por personalidades extranjeras (Pierre Restany, Octavio Paz, Álvaro Mutis, Giuseppe Capogrossi, William P. Keeth, etc.) y por destacados intelectuales y críticos peruanos (Sebastian Salázar Bondy, Juan Acha, Gustavo Valcarcel, Javier Sologuren, Roberto Miro Quesada, Francisco Tola, entre otros). Presenta cronológicamente las lecturas críticas que se produjeron de manera paralela a la práctica y autorreflexión del artista. Recopila ensayos y noticias unitarias diversas tomadas de libros, catálogos, revistas, y otras publicaciones periódicas.
     
    Escribe en el prólogo el editor, Luis Rebaza Soraluz: La selección de textos críticos que ahora se presenta está formada por un total de setenta y tres piezas de diversa extensión. Se abre con las únicas reseñas que se conocen de la primera exhibición de Eielson, en 1948, y se cierra con el texto introductorio del catálogo de su última exhibición en vida, presentada en Sevilla en 2005. Cada ensayo lleva como mínimo una nota a pie de página del editor.

  • No tengo amigos, tengo amores

    106 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 17 x 24 cm.
    Año de publicación: 2018

     

    Este libro teje un relato biográfico urdido con la aguda labia de Pedro Lemebel, autor irreductible cuya voz única se deja oír en estas páginas. Forjado con extractos de setenta y dos entrevistas, que se inician a mediados de los noventa y culminan solo meses previos a su muerte, este volumen contiene sus reflexiones políticas y vitales con una transparencia punzante. Porque Lemebel era, antes que todo, un orador desbordante que desestabilizaba a cualquier interlocutor. Dueño de una pluma afilada, barroca, cargada de dardos de certeza e ironía, Lemebel desnudó las heridas y las supuestas glorias nacionales desde la periferia de los cenáculos y camarillas literarias. Su legado es una escritura ineludible y un modelo para comprender la transgresión política desde la teoría del género. Sus opiniones impactaron como un certero gancho izquierdo a la mandíbula de las pulcras conciencias de la transición. No tengo amigos, tengo amores refleja al Lemebel crítico y teórico, que fundía experiencia y política y sospechó siempre de la “cueca democrática”. Un autor que seguiremos leyendo el próximo siglo, que nos habló de frente, sin pestañear: “No necesito disfraz/ aquí está mi cara/ hablo por mi diferencia”.

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