• El impulso conservador. El cambio como experiencia de pérdida

    324 páginas | Tapa blanda | Formato: 14 x 21 cm.
    Traductora: Soledad Lagos
    Año de publicación: 2022

     

    ¿De qué manera abordan los seres humanos los cambios radicales? ¿Cómo se perciben, tanto en el ámbito individual como en el socio-político, por ejemplo, la muerte y el duelo, el exilio y la pérdida de la patria, pero también la hiperinflación, las revoluciones o los abruptos cambios socio-económicos que propician el desarrollo?
     

    El Dr. Peter Waldmann describe cómo las situaciones en que se experimentan cambios radicales cuestionan las estructuras tradicionales, y cómo desatan el temor a perderlo todo, teniendo como consecuencia el aferrarse a lo conocido, a lo antiguo. Simultáneamente a esto, también se encuentran ciertos grupos de la población que recibe los cambios con alegría y así alientan la esperanza de un futuro promisorio. Dividendo la sociedad en sectores opuestos.
     

    El autor define entonces al impulso conservador como una categoría extremadamente ambivalente y, a su vez, se constituye como una herramienta útil, tanto para cuestionar o frenar, como asimismo para impulsar e incluso convertirse en uno de los requisitos centrales de la dinámica del desarrollo, según la época, el contexto y la relación entre las fuerzas involucradas.

  • Teatro peruano en el tiempo del miedo. Estética, historia y violencia (1980-2000)

    264 páginas | Tapa blanda | Formato: 14.5 x 20 cm.

     

    Entre los años 1980 y 2000 el Perú vivió una época de violencia sin precedentes, nacida del enfrentamiento de dos visiones extremistas sobre cómo solucionar los históricos problemas nacionales. Una se tomó el derecho de atacar el naciente orden democrático para instaurar un comunismo mesiánico, de métodos terroristas, ineficiente hasta en sus estrategias militares. La otra, aprovechando la urgencia de respuestas, se ocupó de desaparecer toda forma de oposición ideológica al liberalismo/capitalismo reinante, y se llevó de encuentro poblaciones vulnerables, históricamente postergadas. El resultado fue un tiempo de miedo, —manchay tiempo era llamado en la zona andina— un trauma social todavía perceptible en varias generaciones de peruanos.
     
    Ante este desplome del tejido social, los artistas del teatro se vieron forzados a dialogar con esta realidad angustiante. Sin embargo, muchos de los discursos escénicos sobre y en medio del conflicto armado, no han sido revisados con detenimiento, en una perspectiva de largo plazo, ni se ha establecido su posible influencia en el quehacer cultural posterior. Todavía algunas preguntas parecen pertinentes de formular: ¿Qué dijo el teatro peruano sobre la violencia?, ¿lo dijo bien?, ¿contribuyó a contar una verdad?

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