• Cómo falsificar una sombra

    136 páginas | Tapa blanda | Formato: 12 x 16 cm.
    Año de publicación: 2021

     

    Veinte obituarios de escritores y artistas, escritos en las horas posteriores a sus muertes, como homenajes instantáneos; textos breves y de gran belleza que logran contener, en miniatura, todos los detalles de una vida.
     

    Alguna vez le preguntaron a Borges cómo pudo escribir un gran texto en una sola noche, y contestó que esa noche contenía todas las lecturas y los años de su vida. Este libro de Matías Serra Bradford parece venir a refrendar esa idea. Se trata de veinte obituarios de escritores y artistas, escritos en las horas posteriores a sus muertes, como homenajes precipitados o epitafios a mano alzada; textos breves y de gran belleza que logran contener, en miniatura, todos los detalles de una vida, pero también la inmensidad de una obra. ¿Retratos? ¿Ensayos? ¿Pequeñas biografías? ¿Notas al margen? Cómo falsificar una sombra camina por la cuerda invisible que enhebra distintos géneros y arma, así, un mapa accidental del arte en la segunda mitad del siglo XX. De Agnès Varda a Nicanor Parra, de J. D. Salinger a Harold Bloom, de Muriel Spark a Sergio Pitol, este auténtico gabinete de maravillas tiene el encanto de lo anacrónico y la fuerza de lo contemporáneo. Escritas con una prosa al mismo tiempo entrañable y quirúrgica, estas despedidas son piezas de colección, como cuadros de un museo personal.

  • El nombre del Perú

    90 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 13 x 20 cm.

     

    El nombre del Perú (1951) realiza un recuento de las diferentes versiones que existen sobre el origen del nombre de nuestro país. Porras sostiene que el nombre del Perú proviene de una deformación del nombre del cacique del Birú, cuyos reducidos dominios se hallaban en la costa del Darién en la frontera entre las actuales Panamá y Colombia. Hasta ahí llegaron los conquistadores en su primer viaje y al que los soldados y aventureros de Panamá decidieron llamar Perú. Así, el nombre del Perú habría surgido de la deformación castellana de un vocablo indígena. En sus conclusiones, el historiador señala: el nombre del Perú fue desconocido para los Incas. Fue impuesto por los conquistadores españoles y rechazado por los indios del Perú, que se negaban a usarlo, según el testimonio de Valera, Acosta y Garcilaso.

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