• Confesiones de un inglés comedor de opio

    Traducción: Aarón Pajuelo
    156 páginas | Tapa blanda | Formato: 13.5 x 20.5 cm.

     

    Antes que Edgar Allan Poe, Charles Baudelaire o William Burroughs, el inglés Thomas de Quincey anduvo por los paraísos artificiales del opio y fundó el malditismo literario. Estas Confesiones de un inglés comedor de opio, publicadas de forma anónima y por entregas en la London Magazine, mezclan la autoficción y el ensayo para constituir un testimonio de época en torno a las costumbres narcóticas de la Inglaterra del siglo XIX. De Quincey se adelanta medio siglo al «spleen» parisino, se hace beatnik un siglo y medio antes de los beatniks, vagabundea y descubre la flor más dulce, la flor que lo hace soñar y lo lleva al éxtasis terrenal. Un clásico por excelencia de la «literatura opiómana».

  • El nombre del Perú

    90 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 13 x 20 cm.

     

    El nombre del Perú (1951) realiza un recuento de las diferentes versiones que existen sobre el origen del nombre de nuestro país. Porras sostiene que el nombre del Perú proviene de una deformación del nombre del cacique del Birú, cuyos reducidos dominios se hallaban en la costa del Darién en la frontera entre las actuales Panamá y Colombia. Hasta ahí llegaron los conquistadores en su primer viaje y al que los soldados y aventureros de Panamá decidieron llamar Perú. Así, el nombre del Perú habría surgido de la deformación castellana de un vocablo indígena. En sus conclusiones, el historiador señala: el nombre del Perú fue desconocido para los Incas. Fue impuesto por los conquistadores españoles y rechazado por los indios del Perú, que se negaban a usarlo, según el testimonio de Valera, Acosta y Garcilaso.

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