• Casita de pan / Tantamanta Wasicha

    42 páginas | Tapa dura | Formato: 23 x 23 cm.
    Idioma: español / quechua
    Traducción al quechua: Yanira Ccencho

     

    Dos niños, abandonados a su suerte en mitad del bosque, descubren una casita hecha de pan dulce. ¿Qué podría salir mal? Descúbrelo en esta nueva adaptación del cuento de «Hansel y Gretel» de los hermanos Grimm, contado desde el lápiz de Víctor Ynami y en traducción al quechua de Yanira Ccencho.

  • El legado de la piedra

    Autor/a:Heber Abrill

    498 páginas | Tapa blanda | Formato: 15 x 23 cm.
    Año de publicación: 2025

    Una familia poderosa. Un oscuro decreto ancestral. Un código inquebrantable que los ha mantenido en la cima por generaciones… pero a un alto precio. Los De la Piedra han forjado su historia con fuego y sangre, enfrentando un destino que parece inevitable: la desaparición de sus herederos en circunstancias trágicas y tempranas. Mientras sus miembros caen uno a uno, el peso de una maldición oculta se hace más evidente. Ahora uno de ellos se atreve a desafiar el orden establecido. Decidido a descubrir la verdad que condena a su linaje, emprende una lucha desesperada por cambiar su destino. En esta novela, el autor ha volcado sus obsesiones históricas y literarias más íntimas, al punto de amalgamar una potente alegoría sobre las consecuencias materiales y espirituales de las convenciones sociales y los códigos familiares.

  • La noche. Vivir sin testigo

    Traducción del francés
    128 páginas | Tapa blanda | Formato: 15 x 22 cm.
    Año de publicación: 2020

     

    La hipótesis que este libro no cesa de profundizar es que le damos nuestro consentimiento a la noche porque está desprovista de testigos designados. El bandido actúa en la oscuridad esperando que nadie pueda reconocerlo en el tribunal. El poeta busca en la noche una inocencia que no encuentra en el día. De una manera menos sublime, quien entra en la noche para no dormir escapa por un tiempo a los juicios del resto o al de su propia conciencia. Velan para ya no ser vigilados. El arte de vivir sin testigo también acarrea obligaciones: existe una ley de la noche, de aspecto menos jurídico que la ley del día, pero no por ello es menos exigente. Pensar la noche es pensar la manera en que la oscuridad cambia nuestra percepción, transforma nuestra relación con los otros o modifica nuestra experiencia del tiempo, pero siguiendo siempre las reglas que le son propias. Para el autor, es necesario privilegiar no la oposición binaria entre lo nocturno y lo diurno, sino las situaciones en las que entran en un prometedor conflicto. Sin eso, el día olvidaría que él es el día de la noche que lo precede: solo habría lugar para una pálida transparencia en la que todos están dispuestos a ser testigos.

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