• Cuatro páginas en blanco

    137 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 14 x 20.5 cm.

    Incomprendido en su tiempo, Federico Alzubide fue un escritor que, sin haber colocado palabra alguna sobre el papel (y de ahí el título de este libro), movió los cimientos de la crítica. ¿Era un verdadero vanguardista o alguien que se burlaba de sus lectores? Cuatro páginas en blanco, de Lucho Zúñiga, es un notable artefacto estético porque combina el ensayo, la entrevista y el microrrelato para afianzar su carácter metaliterario. Pero es, ante todo, un texto arriesgado y que no debe pasar desapercibido.

  • La extraña orquídea floreció en el sur. Cuentos de ecohorror

    262 páginas | Tapa blanda | Formato: 14 x 21 cm.
    Año de publicación: 2024

     

    Este libro reúne veinte cuentos que plantean múltiples escenarios sobre los miedos hacia la naturaleza, por la naturaleza y las metamorfosis de lo humano. Cada historia expone un tipo de abominación que deviene de las preocupaciones frente a la degradación ecológica. Encontraremos entidades monstruosas, amenazas botánicas, batallas multiespecies y las alteraciones que expondrán el aspecto siniestro de la Madre Tierra.

     
    Autores antologados: Lucas Naranjo, Javier Fontecilla, Beatriz Pontoriero, Jovany Cruz, Angelvs Gutiérrez, Esther González, Enrique Urbina, R.J. Paredes, Eduardo Vardheren, Ariel F. Cambronero, José S. Ponce, Álvaro Sánchez, Génesis García, Ignacio Alvarado, Juan Antonio Álvarez, Christopher Huamán, Poldark Mego, César Mateu, Maximiliano E. Giménez y Ajedsus Balcázar.

  • Teatro peruano en el tiempo del miedo. Estética, historia y violencia (1980-2000)

    264 páginas | Tapa blanda | Formato: 14.5 x 20 cm.

     

    Entre los años 1980 y 2000 el Perú vivió una época de violencia sin precedentes, nacida del enfrentamiento de dos visiones extremistas sobre cómo solucionar los históricos problemas nacionales. Una se tomó el derecho de atacar el naciente orden democrático para instaurar un comunismo mesiánico, de métodos terroristas, ineficiente hasta en sus estrategias militares. La otra, aprovechando la urgencia de respuestas, se ocupó de desaparecer toda forma de oposición ideológica al liberalismo/capitalismo reinante, y se llevó de encuentro poblaciones vulnerables, históricamente postergadas. El resultado fue un tiempo de miedo, —manchay tiempo era llamado en la zona andina— un trauma social todavía perceptible en varias generaciones de peruanos.
     
    Ante este desplome del tejido social, los artistas del teatro se vieron forzados a dialogar con esta realidad angustiante. Sin embargo, muchos de los discursos escénicos sobre y en medio del conflicto armado, no han sido revisados con detenimiento, en una perspectiva de largo plazo, ni se ha establecido su posible influencia en el quehacer cultural posterior. Todavía algunas preguntas parecen pertinentes de formular: ¿Qué dijo el teatro peruano sobre la violencia?, ¿lo dijo bien?, ¿contribuyó a contar una verdad?

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