• Narración de la vida de Frederick Douglass, un esclavo americano (narrada por él mismo)

    152 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 13 x 20.5 cm.
    Año de publicación: 2021

     

    Esta es la historia de una liberación. Frederick Douglass nació aproximadamente en 1818. Nunca supo su edad porque el primer paso para quebrar a un ser humano era romper sus vínculos afectivos. Como tantos otros, fue arrancado de los brazos de su madre y destinado a trabajar en condiciones miserables en una hacienda al sur de Estados Unidos.
     
    Su relato, además de la violencia del hombre blanco, expone la cárcel moral construida para enceguecer a los esclavos: férreos dogmas religiosos justificaban una forma de vida impuesta a latigazos. Pero esta es la historia de una liberación. Si sabemos de ella es porque Douglass escapó. Si sabemos de ella es porque aprendió a leer y su conciencia se expandió a través de la literatura. Para liberar su cuerpo antes tuvo que liberar su mente. La narración de su vida es testimonio de esa progresión.

  • Orientación vocacional

    91 páginas | Tapa blanda | Formato: 14 x 20.5 cm.
    Año de publicación: 2015

     

    Orientación vocacional es la historia de cómo aquello que vivimos de niños nos transforma en lo que hoy somos y nos mira desde el espejo. Es también un libro que nunca se cierra, pues propicia el encuentro del lector con sus propias historias de colegio y el recuerdo de esas primeras amistades que se han vuelto indelebles. «Si el niño de la foto supiera que el salvaje que le roba la lonchera, o que el amigo que le contó la historia de cómo cachan las arañas, o que la chica que le enseñó a bailar el rock se convertirán un día en historias impresas en un libro, se paltearía», afirma Pierre Castro en la solapa del volumen. «Solo cuando este niño sea un adulto descubrirá que nunca olvidó a esos chicos», concluye.

  • Teatro peruano en el tiempo del miedo. Estética, historia y violencia (1980-2000)

    264 páginas | Tapa blanda | Formato: 14.5 x 20 cm.

     

    Entre los años 1980 y 2000 el Perú vivió una época de violencia sin precedentes, nacida del enfrentamiento de dos visiones extremistas sobre cómo solucionar los históricos problemas nacionales. Una se tomó el derecho de atacar el naciente orden democrático para instaurar un comunismo mesiánico, de métodos terroristas, ineficiente hasta en sus estrategias militares. La otra, aprovechando la urgencia de respuestas, se ocupó de desaparecer toda forma de oposición ideológica al liberalismo/capitalismo reinante, y se llevó de encuentro poblaciones vulnerables, históricamente postergadas. El resultado fue un tiempo de miedo, —manchay tiempo era llamado en la zona andina— un trauma social todavía perceptible en varias generaciones de peruanos.
     
    Ante este desplome del tejido social, los artistas del teatro se vieron forzados a dialogar con esta realidad angustiante. Sin embargo, muchos de los discursos escénicos sobre y en medio del conflicto armado, no han sido revisados con detenimiento, en una perspectiva de largo plazo, ni se ha establecido su posible influencia en el quehacer cultural posterior. Todavía algunas preguntas parecen pertinentes de formular: ¿Qué dijo el teatro peruano sobre la violencia?, ¿lo dijo bien?, ¿contribuyó a contar una verdad?

Menú principal