• ¿Editores? Me friegan los editores

    113 páginas | Tapa blanda | Formato: 13 x 20 cm.
    Año de publicación: 2024

     

    En sus intentos por publicar, Leonardo Herrera nos revela, de primera mano, los sinsabores de un sistema editorial casi kafkiano, el cual posterga indefinidamente su ingreso al selecto grupo de los autores de relativo prestigio, aquellos que no aspiran a vivir de la literatura sino, con razonable modestia, a ver sus obras exhibidas en librerías respetables o a tener ediciones que no se deshojen luego de una primera lectura. En este ir y venir por desventuras y breves esplendores, Leonardo Herrera se va encontrando con editores escurridizos, auditorios vacíos y amores que regresan para apuntalar su vocación literaria. La prosa elocuente, directa y siempre divertida de Lorenzo Helguero nos permite advertir la contenida odisea que significa la aparición de cada libro y cómo cada publicación es un desafío que pone a prueba el amor de los escritores por la literatura.

  • Bodas de plata

    90 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 14 x 20.5 cm.

     

    Los adolescentes crecen, pero el pasado no se marcha nunca. Las experiencias que los marcaron permanecen intactas y parecen seguir ocurriendo tiempo después. Esta cruel y divertida novela nos acerca al recuerdo violento de unos muchachos para percibir así cuánto porcentaje de odio enturbia sus actuales vidas. Bajo una máscara de humor, Bodas de plata describe la ferocidad que uno padece o ejerce sobre el otro durante los años de formación, y consigue, mediante la sencillez y la sugerencia, un retrato fiel de la barbarie cotidiana.

  • Poemas y antipoemas

    108 páginas | Tapa blanda | Formato: 18 x 26 cm.
    Año de publicación: 2014 (reimpresión: 2024)

     

    “Los demás poetas nacían mayores de edad, del vientre materno ya salían mayores de edad, lo sabían todo, eran marxistas, leninistas, estalinistas, hochiministas, castristas, pinochetistas. En cambio este personaje antipoeta es un alma en pena, anda buscando alguna manera plausible de hablar. Además, simultáneamente yo estuve durante cuatro años con la voz perdida, no podía hablar. Podía decir palabras aisladas; árbol, árabe, sombra, tinta china. Pero juntar las cosas no podía. Por ejemplo: podía yo decir ‘qué’, ‘hora’, ‘es’, pero ‘¿qué hora es?’ no me podía salir. No podía hablar, no era una simple especulación. Y a medida que Poemas y antipoemas fue siendo aceptado por la crítica y por los lectores empecé a recuperar la capacidad de hablar; porque claro, cuando los lectores aceptaron el libro yo dije se puede hablar de esta manera, tengo derecho a hablar entonces. Parece que todo ha consistido en la búsqueda no de un lenguaje poético, sino de una manera de hablar, para conversar y para comunicarse con los interlocutores”.

    Nicanor Parra

  • Por qué escuchamos a Stevie Wonder

    96 páginas | Tapa blanda | Formato: 15 x 23 cm.
    Año de publicación: 2020

     

    Del góspel al pop, de la balada al funk, del jazz al soul, Stevie Wonder supo desde muy chico ser fiel a sus orígenes culturales y, al mismo tiempo, lo suficientemente curioso como para asomarse en su música a nuevas expresiones. “El genio de 12 años de edad”, como lo definieron en la célebre discográfica Motown en 1962, desde su primera aparición en un escenario, ciego de nacimiento, logró sortear todos los obstáculos. Casi sesenta años después de aquel debut precoz, nos sigue conmoviendo y animando con sus canciones, su voz y su armónica. En ese derrotero hubo hits y megahits (I Just Called to Say I Love You, Isn’t She Lovely?), obras conceptuales (Journey Through the Secret Life of Plants) y experiencias menos felices. La suma de este variado repertorio, notablemente virtuoso, convirtió a Wonder en un clásico multigénero. Quizá porque, como canta en Sir Duke, el tema que le dedicó a Duke Ellington y a otros grandes del jazz, “la música es un mundo en sí mismo/con un lenguaje que todos entendemos”. A partir de un casete de In Square Circle grabado en su memoria, Edgardo Scott se propuso, con agudeza y erudición, pero sin piedad ni complacencia, “escribir la transformación de un gusto de infancia”. Esa patria que nos formatea para siempre, donde reina la canción.

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