• Aquiles y la Guerra de Troya

    Ilustradora: Estelí Slachevsky Aguilera
    178 páginas | Tapa blanda | Formato: 17 x 24 cm.

     

    Este libro se centra en el personaje de Aquiles, héroe griego y semidiós, hijo de un mortal y de una diosa. Es una versión de la Ilíada que recoge episodios del poema de la guerra de Troya, pensando en lectores jóvenes y adultos que no conocen este texto fundamental. Los versos del poema de Homero nos entregan una visión amplia de la guerra y de la condición humana que en ella se da, sin una visión maniquea de buenos y malos; por el contrario, se exaltan por igual los sufrimientos, valentía, miedo de los guerreros griegos y troyanos. Así como se destaca la figura de Aquiles, también nos conmueve la figura de Héctor, hijo del rey Príamo de Troya.

  • Fábulas de la Fontaine

    104 páginas | Tapa blanda | Formato: 17 x 24 cm.
    Traducción libre por Angélica Edwards

     

    Esta selección de Fábulas de La Fontaine que en una versión libre nos entrega Angélica Edwards, nos la ofrece como una invitación para volver a los clásicos y retomar la conversación sobre lo humano. Conversación siempre necesaria, pero tal vez hoy más que nunca, cuando el tiempo se nos presenta como la negación del ocio, lo que ha extraviado para muchos la posibilidad de “estar” consigo mismo y con los otros, conocer, escuchar, empatizar, compartir.
     
    Normalmente se cree que las fábulas están destinadas a niños y niñas, al ser estos textos breves y sencillos, cuya “utilidad” es la “enseñanza moral o valórica” que los más pequeños necesitan conocer. Sin embargo, Angélica advierte de entrada que se trata de fábulas para niños y adultos, y esto porque, precisamente, es su sencillez la que invita y abre el texto para todo público, muchas veces con temas nada de sencillos, y en la mayoría de los casos, temas que interpelan directamente a los adultos y sus conductas.
     
    Ya Hesíodo, poeta de la Antigua Grecia, advertía en la primera fábula que llegó hasta nuestros días: Ahora diré una fábula a los reyes, aunque sean sabios. “Aunque sean sabios”, siempre existe la posibilidad de mirar(nos) a través de distintos espejos, y de conversar, reflexionar individual y colectivamente sobre nuestra sencilla complejidad humana.

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