• Cuatro páginas en blanco

    137 páginas | Tapa blanda con solapas | Formato: 14 x 20.5 cm.

    Incomprendido en su tiempo, Federico Alzubide fue un escritor que, sin haber colocado palabra alguna sobre el papel (y de ahí el título de este libro), movió los cimientos de la crítica. ¿Era un verdadero vanguardista o alguien que se burlaba de sus lectores? Cuatro páginas en blanco, de Lucho Zúñiga, es un notable artefacto estético porque combina el ensayo, la entrevista y el microrrelato para afianzar su carácter metaliterario. Pero es, ante todo, un texto arriesgado y que no debe pasar desapercibido.

  • Río Mapacho. Desafíos, propuestas frente al cambio climático

    87 páginas | Tapa blanda | Formato: 17 x 24 cm.
    Año de publicación: 2020

     

    El cambio climático demuestra cada día más sus consecuencias en todo el mundo: para el ser humano, la biodiversidad y lo ecosistemas. En la parte alta de la cuenca del Vilcanota-Urubamba, la población no se rinde y lucha con creatividad y rigor contra los efectos negativos, garantizando su sobrevivencia en un entorno de ecosistemas preciosos y condiciones peculiares de bienestar. Un ejemplo a nivel local de adaptación y mitigación al cambio climático.

  • Thomas Wainewright, envenenador y otros textos fulminantes

    Autor/a:Oscar Wilde

    116 páginas | Tapa blanda | Formato: 10 x 20 cm.
    Año de publicación: 2014

     

    Aunque varios de los textos que componen este librito de apariencia breve no habían sido antes traducidos al castellano, no es ésa la principal gracia que el lector encontrará en ellos. Al decir del traductor y encargado de la selección, Juan Manuel Vial, estos escritos nos muestran a un Oscar Wilde desconocido, que no figura, ni siquiera como espectro, en sus grandes obras literarias. Preocupado de asuntos espectaculares, como la existencia de aquel admirable envenenador llamado Thomas Wainewright, y de otros más cotidianos, como la decoración del hogar, la filosofía del vestir, las peculiaridades de los habitantes de Estados Unidos y las vicisitudes de las modelos y los modelos en Londres, Wilde se revela aquí como un férreo defensor del buen gusto, sin privarse, claro que no, de lanzar dardos emponzoñados en contra de los falsarios, los académicos y todos quienes, siguiendo una u otra moda, acabaron construyendo horrores, ya fuera en el arte o en la vida misma.

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